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Una temporada de locos

El despido de Claudio, cuatro meses después del de Siviero, agudiza la profunda crisis del Hércules

El presidente Juan Carlos Ramírez.

El segundo relevo en el banquillo del Hércules con el despido de Claudio Barragán es el penúltimo episodio de la delirante temporada que vive el conjunto alicantino en el césped y en los despachos. En su cuarta temporada consecutiva en Segunda B, el equipo es noveno, a siete puntos de la promoción y está virtualmente fuera de la lucha por el ascenso, pese a contar con la plantilla más cara de esta infausta etapa en la categoría de bronce del fútbol español. Mientras, en el plano institucional, el club, es decir, Enrique Ortiz, recurre a la figura del exentrenador blanquiazul Quique Hernández como sustituto del presidente Juan Carlos Ramírez para intentar reflotar una entidad casi centenaria que bordeó la liquidación por su deuda el verano pasado. La que sigue es una cronología con varios de los hechos más relevantes en estos últimos 10 meses de locura en el histórico club alicantino.

Bajo amenaza seria de liquidación

Abril-junio 2017

La sombra de la liquidación comenzó a planear seriamente sobre la entidad en abril y mayo del año pasado cuando Hacienda se cansó de esperar y exigió el pago de los 4,4 millones de euros de deuda pendiente. Ortiz y Ramírez retrasaron la negociación con el fisco todo lo que pudieron y condicionaron el pago de la deuda a la adquisición de la mayoría accionarial del club, que estaba en manos del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) por impagos previos del Hércules del préstamo de 18 milllones de euros avalados por el Consell. El tira y afloja de los empresarios con Hacienda y el banco público que dirige el irreductible Manuel Illueca se prolongó hasta bien entrado el verano e iniciada ya la temporada con sonoros enfrentamientos entre Ramírez y el director del IVF que incomodaron a Ortiz.

Planificación bloqueada por la crisis institucional

Julio 2017

La incertidumbre institucional que atenazó al club, cuya supervivencia estuvo en serio riesgo, afectó también de lleno a la planificación deportiva que ya recaía plenamente en manos de Javier Portillo tras el despido de Dani Barroso. Aunque los contactos con técnicos y jugadores se llevaban a cabo verbalmente, no se firmaron contratos hasta bien entrado el mes de julio, con varias semanas de demora sobre el calendario lógico y razonable. La primera grave consecuencia de este retraso se vivió en el banquillo cuando el exjugador y entonces técnico del Villarreal B Paco López se cansó de esperar al Hércules y se comprometió con el Levante. Descartada la primera opción, Portillo tuvo que activar el «plan B» o «C» con la contratación del argentino Gustavo Siviero.

Siviero, despedido tras nueve partidos

15 de octubre 2017

Tras el parón en la confección del equipo, el club presentó a mediados de julio fichajes ilusionantes como el retorno de Samuel Llorca e Ismael Falcón y había renovado a Chechu Flores, Peña y Miñano como «la base para una buena plantilla». En realidad, sólo el lateral derecho Juanjo Nieto ha rendido a satisfacción en este equipo, que muy pronto empezó a dar muestras de irregularidad e inconsistencia con Siviero en el banquillo. Su despido llegó el 15 de octubre tras una agónica victoria en el Rico Pérez sobre uno de los últimos clasificados, el Peralada, por 3-2. Era la novena jornada de Liga y el Hércules marchaba octavo en la tabla, a cuatro puntos de la promoción y 13 del líder Mallorca con un balance mediocre: tres victorias, tres empates y tres derrotas.

Claudio toma el mando de la mano de Ramírez

22 de octubre

«Hay cuatro o cinco [jugadores] que deberían irse con el entrenador. Menos besarse el escudo y más implicarse», explicó el ya por entonces presidente Ramírez con su habitual vehemencia para justificar el despido del primer técnico. «A ver si el nuevo entrenador infunde carácter. Hay que olvidarse de tanto toquecito, que estamos en Segunda B», prosiguió el empresario vasco, que añadió que el Hércules estaba «muerto» y llegaba a los finales de partido a merced de los rivales. Y llegó Claudio Barragán, a quien el propio Ramírez ya había despedido en 2009 cuando entrenaba al Elche tras una derrota ante el Hércules en el Rico Pérez. El equipo reaccionó en las primeras jornadas a las órdenes del entrenador de Manises: mejoró la aplicación y la concentración defensiva y llegaron resultados esperanzadores. Pero la buena fue muy corta porque apenas había fútbol detrás.

El club rescinde a Claudio tras 16 encuentros

11 feb 2018

Sólo cinco jornadas duraron las buenas sensaciones con Claudio en el banquillo. Llegado el mes de diciembre, el Hércules volvió a entrar en barrena con unas cifras que son propias de un equipo en plaza de descenso y no de un aspirante a luchar por subir de categoría: en las últimas 11 jornadas, sólo ha ganado un partido. Huérfano de líderes en el campo y con la inmensa mayoría de la plantilla muy por debajo de su nivel y del rendimiento exigible, el conjunto alicantino ha perdido el norte y se ha instalado en la absoluta mediocridad: ni defiende, ni ataca, ni juega, ni demuestra actitud. Entregado y casi derrotado de antemano, Claudio parecía sentenciado a comienzos de febrero y el despido le llegó el pasado domingo tras el bochorno ante el Ebro (otro insulso 0-0), minutos después de que el Rico Pérez ignorara en su bronca al técnico y entonara el «¡Portillo, vete ya!».

Ortiz vuelve a recurrir a Quique Hernández

13 de feb 2018

Con el desencanto y la desilusión instalados de nuevo en la parroquia blanquiazul, Ortiz vuelve a acordarse del extécnico Quique Hernández para intentar reflotar la nave. El dueño del grupo Cívica le está agradecido a su socio inversor Ramírez -cuyas relaciones con Portillo no pasan de correctas-, pero considera que la entidad necesita un nuevo impulso en el fondo y las formas. Por ello acude al entrenador de Anna, al que considera un «hombre de fútbol» respetado en amplios sectores del herculanismo y capacitado para acercar la entidad del Rico Pérez a nuevos ámbitos empresariales e institucionales.

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