«En enero debemos pegar un arreón». Aquella frase pronunciada por el central alicantino Samuel Llorca a la vuelta de las vacaciones de Navidad ha quedado como una profecía maldita de la que el Hércules no logra escapar. Lejos de dar ese paso adelante, el equipo de Claudio Barragán se tambalea cinco partidos después, en los que ha sido incapaz de ganar y sólo ha sumado 4 puntos de 15. Tras el decepcionante empate sin goles del domingo en Badalona, los blanquiazules caen hasta la novena plaza, aunque recortaron un punto la distancia con el cuarto (ahora a 4 puntos) por la derrota del Cornellà ante el Ebro (2-1). Pero ese consuelo es demasiado menor, ya que las sensaciones ofrecidas por el Hércules invitan al pesimismo.
En Badalona estuvo a años luz del gol, el meta rival no tuvo que intervenir y la fortuna propició que el cuadro catalán no se adelantara en el marcador en un mano a mano de Robert ante Falcón tras una pérdida inexplicable de Miñano en el centro del campo, muy criticada después por Claudio en sala de prensa.
El técnico valenciano se mostró dolido y contrariado por la imagen ofrecida por la mayoría de jugadores y dejó entrever que el miedo a perder les atenaza y no plasman sobre el césped lo trabajado durante la semana. «Hay cosas que no me explico, insistimos toda la semana en una idea y luego se hace todo lo contrario, no lo puedo entender. Cada futbolista tiene que hacer autocrítica y tener más personalidad, así no vamos a ningún sitio y hemos dejado la portería a cero de milagro», reconoció el preparador en Badalona, visiblemente desconcertado.
En innegable que el estado anímico de los jugadores del Hércules está por los suelos tras la sangría de puntos perdidos en este inicio de 2018. El equipo alicantino despidió 2017 con un triunfo en Llagostera (0-1) y desde entonces ha firmado cuatro empates y una derrota. Los 7 puntos regalados literalmente, con errores infantiles y graves faltas de concentración, ante el Olot, Alcoyano, Sabadell y Cornellà, han dejado al primer proyecto de Portillo al borde del precipio al tropezar además ante rivales directos.
El director deportivo ha tratado de cambiarle la cara al equipo en enero con las incorporaciones de los alicantinos José Fran, Paco Candela y David Torres, pero el estado de depresión y pérdida de confianza parece demasiado extendido. O al menos eso se desprende del duelo ante el Badalona, donde el equipo no pisó el área rival ni dio dos pases seguidos a pesar de la buena imagen ofrecida ante el Alcoyano y lo mucho que había en juego.
Portillo ratificó a Claudio al frente del equipo nada más acabar el choque del pasado domingo y confía en que el Hércules firme dos victorias consecutivas, ante el Ebro y el Aragón, para meterse de lleno en la pelea por la promoción. Cualquier resultado que no sea la victoria el próximo domingo, a las 17.00 horas en el Rico Pérez, daría con los huesos de Claudio en el paro porque la situación se tornaría en insostenible. De hecho, el equipo nunca había encadenado cinco partidos sin ganar en las cuatro últimas temporadas en la categoría de bronce.
El técnico valenciano ha vuelto a la casilla de salida tres meses y medio después de asumir las riendas del Hércules. Sustituyó a Siviero cuando el equipo ocupaba la novena plaza y ahora sigue anclado en la mitad de la tabla, un dato sonrojante teniendo en cuenta la inversión realizada este verano para contar con futbolistas de la experiencia y el nivel de Falcón, Samuel, Juli o Chechu Flores.
Ahora Claudio no tiene ya la justificación de las ausencias, ya que para preparar el choque de Badalona dispuso de toda la plantilla por primera vez y debió realizar cuatro descartes, entre ellos el delantero Carlos Fernández y el chileno Nacho Navarrete. Con la enfermería vacía, el problema para el duelo ante el Ebro son las sanciones, ya que los refuerzos de invierno Paco Candela y David Torres estarán en la grada por este motivo.
