Lo que comenzó en sainete terminó ayer en tragedia de alta gama. A falta de un nuevo cambio en la presidencia del club, el Hércules pidió a gritos un lavado de cara en más parcelas, con diferentes actores y de mayor profundidad.

Quique Hernández, próximo e inminente nuevo presidente del club, se ahorró ayer el esperpento ante el Alcoyano, pese a acudir frecuentemente al palco del Rico Pérez durante esta temporada. La razón, una sensatez para no desviar el foco de atención que tanto añora este Hércules nuevamente a la deriva.

Los blanquiazules tropiezan por cuarto año consecutivo en errores pasados y un Alcoyano en caída libre asaltó el Rico Pérez una vez más. Cuatro victorias en las últimas cuatro visitas. Los «selfies» de los jugadores rivales tras los partidos ya se han convertido en una broma pesada en un Rico Pérez donde el Hércules se encuentra cada vez más incómodo.

Esperpento con la lesión de Checa

Uno de los puntos álgidos de la farsa se reprodujo entre los minutos 28 y 38 de la primera parte. Checa, golpeado en el área propia por un rival, cae al suelo y reclama rápidamente las asistencias. Sangrando copiosamente por la nariz, es retirado del terreno de juego y llevado al vestuario. Claudio, ante la duda, pone a calentar a Miñano, que emplea diez minutos en la banda en su puesta a punto. Los mismos que pasa el Hércules sobre el campo con un hombre menos. Entre tanto, el Alcoyano baila a los blanquiazules a ritmo de «olés» de los apenas cien aficionados rivales situados en el «quesito». La confusión y la anormalidad de la situación es tal que la grada del Rico Pérez estalla, mira al palco y entona un «Portillo, vete ya» que también sonaría en la segunda parte. Checa sale del vestuario con un vendaje que acabaría de apañar Óscar Díaz desde el banquillo. El fin de la rocambolesca historia, ya con Checa en el campo, terminaría con gol del Alcoyano en un córner, un minuto después para júbilo del excéntrico Galiana.

Pitos a Eldin

«De bien nacido es ser agradecido». Algo así debió de pensar la grada del Rico Pérez cuando Eldin saltó al campo. El bosnio, que huyó del Hércules tras el descenso a Segunda B, fue recibido con una sonora pitada. Tras su gol, pidió perdón, pero la celebración molestó a una grada que le dio todo.