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El trotamundos argentino que entrenó al Elche y al Hércules

Felipe Mesones falleció ayer a los 81 años en Murcia

El trotamundos argentino que entrenó al Elche y al Hércules

«¿El secreto de regresar siempre a mis exequipos? Haber dejado un buen concepto de mi labor. Seriedad y trabajo son mis avales». Así hablaba Felipe Mesones sobre su dilatada trayectoria en el verano de 1994 en su vuelta al banquillo del Hércules 17 temporadas después. Su frase; un resumen de lo que fue su dilatada carrera deportiva.

El técnico argentino murió ayer a los 81 años en Murcia, ciudad donde tenía fijada su residencia, tras una vida dedicada al fútbol español, donde fue protagonista durante nada menos que siete décadas. Primero fue futbolista: llegó como un fino extremo al Real Murcia en la 58/59 procedente del Independiente de Santa Fe (antes había defendido a Boca Juniors y a San Lorenzo) y después jugó en el Levante, Hospitalet y Europa.

Una vez retirado, forjó una leyenda en los banquillos del fútbol español al dirigir 792 partidos oficiales repartidos en once equipos diferentes de la Liga. Además, cantó tres ascensos a la máxima categoría con el Murcia (72/73), el Elche (87/88) y el Valladolid (93/94).

En el fútbol alicantino recalaría por primera vez en la 76/77 de la mano de un Elche de Primera y pronto dejaría patente su estilo rotundo y directo. Su fútbol evolucionó con el paso de los años, supo adaptarse a los nuevos tiempos y fue de los primeros en manejar métodos muy modernos para la época; aunque con lo que nunca comulgó fue con las rotaciones, tan en boga hoy en día. No obstante, ello no le privó de saber manejar y motivar a la perfección al vestuario.

Mesones dejó huella en el Murcia (es el entrenador con más partidos), pero también lo hizo en Elche, donde entrenó hasta en cinco épocas diferentes y donde también es el técnico que más veces dirigió al equipo, con 213 choques. Con los franjiverdes cantó un ascenso a Primera, el de la 87/88, con Claudio a sus órdenes, hoy técnico del Hércules.

Al Rico Pérez llegó en la 77/78, también en Primera y con la difícil tarea de suplir a Arsenio. Duraría en el cargo 13 encuentros, victoria por 2-1 al Barça incluida. Una derrota en casa ante la UD Las Palmas en diciembre precipitaría su adiós una semana después tras una atronadora bronca de la afición. Volvería en la 94/95 y cambiaría el banquillo del Hércules en el Rico Pérez por el del visitante por superstición. Tras su marcha, el equipo volvió al habitual. En la 94/95 terminaría siendo despedido tras las vacaciones de Navidad. ¿El motivo? «Un cúmulo de circunstancias». Aniceto dixit. La falta de sintonía era evidente.

Mesones, haciendo gala de su educación, se despidió sin decir una mala palabra. Nunca lo hizo.

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