«El interés por la supervivencia del Hércules ha primado por encima de los derechos particulares y de la razón jurídica». El presidente del Hércules, Juan Carlos Ramírez se felicitó anoche por el acuerdo que alcanzó con Javier Portillo, director deportivo del club y yerno del empresario Enrique Ortiz, para hacerse con la propiedad de la entidad blanquiazul y poner fin al enfrentamiento con el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF).

La decisión de Ramírez y Portillo de pagar 508.150 euros por el club más otros 100.000 en concepto de gastos notariales del proceso pone fin a dos meses de agrio contencioso entre el presidente blanquiazul y el director del IVF, Manuel Illueca.

La compraventa de Hércules entró en vía muerta a finales de septiembre cuando Ramírez se negó a pagar los citados honorarios notariales después de haberse adjudicado la titularidad del club en subasta pública.

«No era éste el momento de judicializar el asunto y retrasar la solución más de un año cuando lo que está en juego es la estabilidad de la institución y la supervivencia del Hércules», recalcó Ramírez, que se encontraba fuera de Alicante mientras se cerraban todos los flecos de la operación.

Una vez despejado el traspaso de la propiedad, Ramírez expresó su convicción de que el horizonte del Hércules se despeja para llegar a un acuerdo en la negociación del pago de la deuda de cuatro millones con la Hacienda pública y del reconvenio de los acreedores ordinarios por unos 14 millones.

«Con independencia de quién pueda tener la razón jurídica de fondo sobre los gastos notariales, las garantías de viabilidad futura del club son más importantes», reiteró el presidente. «No vamos a poner en peligro a la institución por setenta mil o cien mil euros», añadió.