Goles son amores pero no despejan dudas y eso lo sabe bien la grada del Rico Pérez, principalmente porque la película vista ayer se parece bastante a la protagonizada por el Hércules la temporada pasada con el Eldense. En aquel duelo disputado en el Pepico Amat, Tevenet llegaba con la soga al cuello y se aferró al cargo con una victoria que permitió sumar tres puntos pero no mejoró las sensaciones ofrecidas en las semanas previas, ni tampoco sirvió para levantar el vuelo. Ayer el Hércules logró el segundo triunfo de la temporada ante el colista Aragón, el equipo más goleado del grupo, pero no convenció y la grada reclamó tímidamente la destitución de Gustavo Siviero. Al preparador argentino se le achaca principalmente la falta de carácter del equipo, que ayer dio demasiadas facilidades a un filial casi «amateur» que marcó un gol e hizo méritos para anotar otro.

La ansiedad y los nervios siguen atenazando a unos jugadores que se hacen pequeños con el paso de las jornadas y eso es muy preocupante cuando sólo se han disputado siete. Ojalá la victoria tenga efecto revitalizante y el Hércules recupere la vigorosidad propia de un candidato al ascenso, pero es innegable que el 3-1 de ayer dejó más sombras que luces.

Siviero tiene mucho que agradecerle a Óscar Díaz, ya que la irrupción del talentoso madrileño permitió al Hércules tomar aire y escalar ocho puestos. Lució como «10» por detrás de Carlos Fernández, marcó dos goles y dejó detalles de jugador de categoría superior. El problema con el que se puede encontrar el técnico es que comparte posición con Juli, ahora ausente por lesión. El exjugador del Mallorca abrió el marcador en el 29´ con un sutil disparo con la derecha que se alojó en la escuadra cuando apenas tenía ángulo y todos pensaban que iba a centrar. Díaz recogió el balón cedido por Juanjo Nieto tras una gran acción individual y adelantó al Hércules con un detalle de muy buen gusto, de los que escasean en este lodazal de la Segunda B.

Cuatro minutos antes, los fantasmas del pasado reciente aparecieron por el Rico Pérez con la lesión de Nieto. El madrileño fue una de las novedades del once y cuando empezaba a carburar se rompió. En pleno esprint, percibió un chasquido en la parte posterior de la rodilla y tuvo que dejar su lugar a Moha, cada vez menos lúcido.

Pese a que la circulación de balón del Hércules era demasiado lenta y el doble pivote Miñano/Pepelu no tenía protagonismo, los blanquiazules hacían daño cada vez que se asomaban por el área de un filial muy endeble. Tres minutos antes del descanso, Carlos Fernández se encontró con el portero cuando empujó el balón en posición inmejorable en la frontal del área pequeña a pase de Connor. Todos cantaron el 2-0 pero el «9» se echó las manos a la cabeza y las dudas acerca de su olfato goleador volvieron a flotar en el ambiente.

Miedo atroz

El Hércules lo tenía todo a su favor para darse un baño de autoestima en la segunda parte, pero lejos de hacerlo, tras el descanso salió con muchas revoluciones menos de las exigibles y el Aragón se adueñó del balón para desesperación de la grada.

Y comenzó el estado de nervios generalizado, llegó la ansiedad y el miedo a ganar ante la impotencia de un Siviero que se desgañitaba desde la banda. En el 47´, Santamaría cometió un error de bulto al proteger el balón y se lo robaron sobre la misma línea. El posterior pase de la muerta fue desbaratado por la rápida intervención de Juanjo Nieto. La falta de tensión era flagrante y en el 50´ Falcón echó mano de reflejos para despejar un cabezazo a quemarropa en un córner. Al espectáculo eran dantesco se le unió el cambio de Chechu por molestias musculares y Carlos Fernández erró otra ocasión clara en el 53´ al disparar demasiado centrado.

Una pérdida de Miñano en el 63´ abrió de nuevo la caja de los truenos y cuando se mascaba el 1-1 apareció Óscar Díaz para decidir el partido tras una buena pared con Gaspar, ayer sí inspirado y certero en el último pase.

El Aragón adelantó las líneas buscando un milagro y el Hércules tenía verdaderas autopistas para aumentar el marcador. Carlos firmó el 3-0 al batir por bajo al meta en un mano a mano y el filial encontró su merecido premio en un saque de esquina.