Gustavo Siviero sabe que su crédito al frente del Hércules se agota y un traspié el domingo ante el Deportivo Aragón supondría, casi con toda seguridad, su adiós tras un decepcionante inicio de temporada en el que el Hércules, tras seis jornadas, es decimoquinto y mira con diez puntos de desventaja al líder y con cuatro a los puestos de promoción de ascenso a Segunda División.

No obstante, el vestuario del Hércules respalda la labor del argentino pese a la derrota ante el Ebro y apuesta por voltear una espiral de despistes defensivos e ineficacia ofensiva. Los futbolistas cierran filas en torno a el técnico, al que defienden a capa y espada, y culpan a los «pequeños detalles» de su decepcionante inicio liguero. Los pesos pesados de la plantilla ensalzan el buen ambiente reinante en la caseta, pero hacen autocrítica tras incurrir «semana tras semana en los mismos errores». Los futbolistas entonan el mea culpa y aseguran que creen firmemente en lo que hace Gustavo Siviero y que sería injusto cargarle con la culpa íntegra del estrepitoso comienzo de la 17/18. «Hay que dejar de mirar al de al lado y mirarse a uno mismo», desliza el vestuario.

El equipo cree que ha puesto en liza muchas más cosas positivas que negativas desde que comenzó la temporada, pero también que está pagando muy caros los despistes: «Los detalles nos están matando».

Es evidente que el preocupante arranque de temporada del Hércules de Siviero inquieta a Javier Portillo y a Juan Carlos Ramírez, pero el club se agarra a las «buenas vibraciones» que ha dejado el equipo en sus dos últimos encuentros, principalmente en el derbi copero ante el Elche, pese a las dos derrotas.

Calma chicha en las oficinas

Convencido de que el cese del técnico argentino a día de hoy sería crear más inestabilidad en una casa ya insegura de por sí, el club descarta dar un ultimátum para Siviero y espera que la espiral negativa llegue a su fin el próximo domingo ante el Deportivo Aragón (19 horas). No obstante, un resultado que no fueran los tres puntos ante un equipo que llegará al Rico Pérez sin conocer todavía la victoria podría precipitar los acontecimientos.

Desde el seno blanquiazul se estima que los proyectos no pueden volar por los aires en sólo seis jornadas, pero la amenaza de quedarse por quinto año consecutivo en Segunda División B planea sigilosa y peligrosamente por las oficinas del Rico Pérez. Bien es cierto que este conjunto de Siviero ofrece y transmite más que el pasado de Luis García Tevenet, pero en la ley del fútbol imperan poderosamente los resultados y estos reflejan que el Hércules coquetea con los números más peligrosos de su, por desgracia, ya extensa experiencia en la categoría de bronce.

Recientemente, el conjunto blanquiazul redujo al Elche a la mínima expresión y sólo su incapacidad goleadora mantuvo con vida a un conjunto franjiverde que materializó uno de los muchos saques de esquina que le concedió el Hércules. El pasado domingo en Zaragoza, y sobre unas condiciones poco dignas para el fútbol profesional, los alicantinos dispusieron de una decena de llegadas claras de gol para volver a Alicante con los tres puntos, pero nuevamente su ternura en ambas áreas les condenó en exceso. La fortuna tampoco acompaña y el árbitro Subirats Matamoros privó a los de Siviero de un penalti en el tiempo de descuento que, de haberlo materializado, habría supuesto el empate.

Un guión repetido

Comentaba el técnico argentino en la rueda de prensa del domingo que el partido realizado contra el Ebro ya lo había visto durante esta temporada: un sinfín de oportunidades desperdiciadas (como si de un castigo bíblico se tratara) y un gol recibido en un despiste.

Las sensaciones, por el momento, salvan a Siviero de un mal mayor pero una derrota ante el filial del Zaragoza este fin de semana adelantaría casi con toda seguridad el cese del técnico, ya que en el peor de los escenarios el equipo podría caer al descenso y alejarse a trece puntos del liderato y siete del play-off. Todo un mundo para un equipo construido sí o sí para el ascenso de categoría.

Se consume a marchas forzadas la mecha de Gustavo Siviero, el eslabón más débil de la cadena del Hércules, que recientemente volvió a salvar un «match-ball» extradeportivo y que necesita como agua de mayo que lo expuesto sobre el terreno de juego se traduzca, con el ascenso al fútbol profesional, en una supervivencia económica que se persigue desde que se perdiera la categoría en la primavera de 2014. Habituada a jugar finales anticipadas, la entidad blanquiazul tratará de salvar el domingo la primera bola de partido deportiva del curso.