«Petardà» para abrir boca. El ilusionante Hércules confeccionado por Portillo y dirigido por el argentino Siviero se estrenó ayer con un pírrico empate ante el recién ascendido Olot. Y gracias. Sólo una genialidad de Juli en el minuto 78 evitó el primer sonrojo del curso, ya que la dinámica del choque era la de tantos partidos visto en el Rico Pérez en los tres últimos años: la de que podía pasar toda una vida sin que el Hércules viera puerta.

Con un ritmo cansino y sin profundidad, el equipo blanquiazul dejó más sombras que luces y de las caras nuevas sólo destacó el lateral Juanjo Nieto por su agresividad y vocación ofensiva.

Ya desde el inicio el Hércules se acomodó en su ritmo cansino, sin profundidad y confiándolo todo a arreones o fogonazos de alguno de sus atacantes. Le puede valer en algunos partidos, pero se espera mucho más de este bloque renovado que ha logrado ilusionar a buena parte del herculanismo.

En la primera parte hizo aguas sobre todo el doble pivote formado por Miñano y Checa, incapaz de imponer un ritmo alto y distribuir con velocidad el balón ante un muy digno Olot que a la hora de defender colocaba una línea de cinco. La primera gran ocasión del Hércules llegó en el minuto 18 tas una gran combinación entre el punta Carlos Fernández y Juli que culminó este segundo con un disparo al cuerpo del portero con la zurda, su pierna menos buena.

Pero el Olot también tuvo una oportunidad de oro en el minuto 25 en una falta innecesaria cometida por Peña al borde del área. Falcón rechazó con muchos apuros el disparo de Ignacio y sólo el fuera de juego sobre la misma línea de gol de un jugador rival evitó el 0-1 tras un par de remates dentro del área pequeña.

El Hércules puso una marcha más en el último cuarto de hora de la primera parte, con una afición muy por la labor, pero no generó ocasiones de verdadero peligro, más allá de un gran centro de Juanjo desde la derecha que Chechu Flores no llegó a cabecear en posición inmejorable.

El argentino Siviero no consideró oportuno realizar cambios en el descanso pese a que el equipo los pedía a gritos y, de hecho, los hizo en el minuto 57. El prometedor Pepelu reemplazó a Checa en el doble pivote y Moha a un gris Nieto.

Mazazo

No hubo apenas tiempo de ver la nueva puesta en escena del Hércules ya que pocos segundos después, el alicantino Samuel cometió un error en la salida de balón que costó demasiado caro. Dio un mal pase a Pepelu y provocó un «dos contra uno» que Guzmán y Marc Más ejecutaron a la perfección ante la perplejidad de la grada. El equipo alicantino fue incapaz de remontar un partido en toda la temporada pasada y marcar dos o más en media hora parecía misión imposible. El Olot se encerró aún más y ahí emergióesta vez la figura de Miñano, que intentó desatascar en la medular y hacer llegar el balón a las bandas. Pero una vez allí los centros no encontraban rematador pese a los buenos detalles dejados por Carlos Fernández, un delantero potente, con gran zancada y movimientos interesantes. Pero remate no tuvo ayer y en el banquillo no había recambio.

En el minuto 70, Julio dio una gran asistencia a la espalda de los centrales que el expunta del Villanovense no controló bien cuando se hubiera quedado solo delante de Torres. En el 71, Pepelu disparó con todo a favor dentro del área pero el balón golpeó en el pecho de un rival. El Hércules martilleaba el área catalana cada vez con menos convicción hasta que por fin el balón cayó a los pies de Juli en el minuto 78.

El central Albert rechazó de cabeza un centro de Chechu pero dejó el balón al alcance del alcoyano, quien se quitó de encima a su primer oponente con su control con el pecho. Después realizó un recorte que también mandó a la lona a un rival y definió con clase.

Los 4.500 herculanos de la grada (impecables durante todo el partido pese al pobre espectáculo) encendieron la mecha de la remontada, pero el equipo después no acompañó. Sin fuerzas ni ideas en el último cuarto de hora.

El Hércules desaprovechó anoche una magnífica oportunidad para dar un golpe de autoridad, animar la campaña de abonos e ilusionar a una afición que se aferra a cualquier clavo ardiendo, como se vio ayer. Siviero tiene todo el tiempo del mundo para poner las pilas a algunos pesos pesados que no estuvieron a la altura del partido. Y no hay mejor ocasión para el desquite que el derbi ante el Alcoyano del próximo domingo.