?El Hércules va ganando un partido fuera de casa y le empatan a falta de diez minutos para el final. Un hombre presagiaba el fatal desenlace y encara las escaleras de salida del estadio de la mano de un niño. «Éramos mi abuelo y yo. Él no podía ver el final, se ponía muy nervioso. Y una vez fuera, escuchamos el gol que supuso la derrota del Hércules», recuerda Fernando, nieto de Jover, al que acompañaba en multitud de viajes siguiendo las aventuras de los blanquiazules con la Peña Herculana por todo el país. «Menos por las islas porque mi abuelo no subía nunca en avión», indica. «Alguna vez que nos tocaba jugar en Cataluña, aprovechábamos para ir a Andorra, donde comprábamos transistores o las primeras calculadoras científicas», cuenta Fernando.