El Hércules ha salvado el «match ball» de Hacienda que amenazaba con la liquidación de un club con 95 años de historia. Su presidente Juan Carlos Ramírez ha llegado a un principio de acuerdo con la Agencia Tributaria para avalar la deuda que se hará efectivo si el empresario vasco se adjudica el 72% de las acciones del club, que saldrán a subasta a principios de julio, y si se aprueba la modificación del convenio de acreedores presentada en el juzgado.

Según fuentes cercanas a la negociación, el fisco ha dado por buena la última propuesta realizada públicamente por Ramírez en la que el presidente ofrecía «su garantía personal» para saldar la deuda. Aunque no han trascendido los detalles, todo parece indicar que el acuerdo consiste en el pago inmediato de 2 millones de euros, mientras que los otros 2,3 restantes están avalados por la citad «garantía personal» de Ramírez. Es decir, por su patrimonio. «Me da igual poner mi firma. Si adelanto 2 millones no voy a dejar caer el Hércules», afirmó hace dos semanas en una rueda de prensa en la que imploró una respuesta o una reunión a Soledad García, directora de Recaudación y de la delegación de Grandes Contribuyentes.

El acuerdo singular firmado en enero de 2013, cuando el Hércules militaba en Segunda, contemplaba el pago de 10,4 millones de euros, de los que hasta ahora ya se han abonado 6,1 millones. El gran problema es que en las cláusulas de este convenio no se incluyó el posible descenso del equipo al abismo de la Segunda B, algo que sucedió al año siguiente.

De modo que las condiciones estipuladas para el pago de la deuda -80.000 euros de cuota mensual- se tornaron imposibles para el club en una categoría deficitaria por definición y que apenas genera ingresos. De hecho, esa cuota de 80.000 euros multiplicada por 12 mensualidades equivalía en la práctica al presupuesto anual de la sociedad.

El club dejó de pagar siete mensualidades entre septiembre de 2016 y marzo de este año, pero el pasado 5 de abril depósito los 560.000 euros correspondientes para ponerse al día con los atrasos. No obstante, el gesto no ablandó a Hacienda y Soledad García exigió el pago íntegro de los 4,2 millones de deuda o un aval bancario por esta cantidad. Ramírez fue mejorando progresivamente sus propuestas hasta llegar a una situación límite en la que afirmó públicamente que respondía con su «garantía personal», extremo que parece haber convencido a Hacienda.

El acuerdo entre el Hércules y el fisco es total pero Ramírez insiste en que sólo es «una de las tres patas del banco», en relación a la subasta del 72% de las acciones del club y a la modificación del convenio de acreedores.

Como es lógico, el empresario vasco no firmará este pacto con la Agencia Tributaria hasta que no se haya garantizado la mayoría accionarial del club. El Instituto Valenciano de Finanzas sigue sin poner fecha concreta a la subasta, pero todo parece indicar que no será más tarde del 15 de julio. Este proceso es abierto por lo que cualquier interesado puede hacerse con la mayoría de títulos, aunque está por ver si alguien asume el descomunal reto de ser dueño de un Hércules con un pasivo de más de 20 millones de euros y militando en una categoría como la Segunda B en la que no hay ingresos televisivos.

La tercera «pata del banco» a la que se refería Ramírez es la modificación del convenio de acreedores presentada en el juzgado hace tres semanas. El Hércules quiere empezar a pagar en 2020 los nueve millones que les adeuda con el compromiso de amortización total cuando el equipo vuelva al fútbol profesional.

En el acuerdo alcanzado con Hacienda no se incluye ninguna cláusula acerca de la posible devolución de 6,9 millones de euros por recibir ayudas de estado en condiciones fuera de mercado. El Hércules pretendía que el fisco se comprometiera al pago fraccionado de esta deuda, pero Soledad García insiste en que este asunto ya se tratará cuando se produzca el fallo comunitario.

Tras el pacto suscrito con la Agencia Tributaria, todo parece indicar que el club arrancará oficialmente la semana que viene su proyecto deportivo, encabezado por Javier Portillo. Hace un mes y medio que el equipo dejó de competir y el secretario técnico no ha podido realizar ningún fichaje ni renovación al tener las cuentas embargadas. El club quiere anunciar cuanto antes la contratación del argentino Gustavo Siviero como nuevo entrenador y las renovaciones de Chechu Flores, Paco Peña y José Luis Miñano. Además, Portillo tiene a varios futbolistas apalabrados a falta de la firma de Ramírez.