Juan Carlos Ramírez se convirtió el viernes en el sexto presidente del Hércules desde la llegada de Enrique Ortiz y en el número 39 desde la legalización del club, allá por 1922. Bendecido por su socio Enrique Ortiz, el empresario vasco, de 57 años, asume las riendas de la entidad del Rico Pérez en una etapa especialmente convulsa a nivel institucional ya que son varios los frentes abiertos y una deuda en el horizonte de unos 25 millones de euros.

El único reto de Ramírez en el ámbito deportivo es devolver al Hércules al fútbol profesional tras tres años de intentos infructuosos. En los dos primeros, el equipo se quedó a las puertas de dar el salto a la categoría de plata pero se topó con el Cádiz. Este tercer curso el fracaso ha sido estrepitoso y la primera cabeza en rodar fue la de Dani Barroso, miembro de la comisión deportiva junto a Portillo, con quien Ramírez no tenía ningún «feeling».

El nuevo presidente no esconde que ahora estará mucho más cerca de los técnicos y los jugadores «para que no suceda lo de esta temporada».

El panorama institucional tiene muchas más aristas. El primer asunto a resolver es la subasta del 85% de las acciones del club que debe realizar el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF). En un plazo de un mes como máximo deben salir a la venta estos títulos y Ortiz y Ramírez están dispuestos a ofrecer hasta 300.000 euros para adquirirlos, una cifra que será dada por buena por Manuel Illueca, máximo responsable del banco del Consell. La subasta es abierta y cualquier empresario puede mejorar esta oferta, pero es altamente improbable que eso suceda debido a las numerosas cargas que conlleva ser el dueño del Hércules.

El siguiente obstáculo es, ni más ni menos, que la Agencia Tributaria. Tras desembolsar más de 500.000 euros en concepto de atrasos, la deuda del Hércules asciende a unos cuatro millones de euros y Hacienda exigía, en las negociaciones con Carlos Parodi (brazo derecho de Ortiz), el aval de dicha cantidad antes de establecer un nuevo calendario de pagos. Ramírez confía en llegar a un acuerdo más favorable y este es uno de los motivos por el que ha asumido el sillón presidencial. El empresario vasco llevará personalmente las negociaciones con los técnicos del fisco, tal y como ha reiterado en la última semana.

Por último, el nuevo presidente quiere llevar a cabo una operación acordeón, consistente en la reducción de capital y posterior ampliación para así reordenar el reparto accionarial y generar liquidez para afronta el día a día en este erial de la Segunda B.