El Hércules tiene ocho finales por delante en su carrera por la promoción de ascenso y el domingo (12.00) afronta en Zaragoza, ante el Ebro, una de las más temidas por el cuerpo técnico y algunos jugadores. No preocupa tanto el potencial de la plantilla rival, sino las reducidas dimensiones del campo y el mal estado del césped artificial en el que los pupilos de Carlos Luque deben batirse el cobre.

El Municipal El Carmen, ubicado en el barrio de La Almozara, destaca por su estrechez y, sobre todo, por el mal estado de su superficie sintética, sobre la que entrenan y juegan los 19 equipos de las categorías del Ebro. «El césped tiene siete años y, sinceramente, está ya para cambiar», reconocían ayer desde este modesto club de la capital maña.

Las mismas fuentes garantizan que las medidas son 100x60 (desde el Hércules no las tienen todas consigo), mientras que las del Rico Pérez son 105x68. En el mejor de los casos, el Municipal de El Carmen es ocho metros más estrecho que el feudo de los blanquiazules y cinco más corto, aunque los futbolistas aseguranen que este último dato tiene menos influencia en el juego. El campo que visitará el domingo el Hércules tiene capacidad para unos 900 espectadores ya que sólo tiene butacas en una grada.

El Ebro, equipo revelación del inicio de curso y que llegó a ostentar el liderato durante varias jornadas, es ahora uno de los pocos conjuntos que se encuentra en tierra de nadie. A la misma distancia, 10 puntos, de la zona de descenso que de la promoción, su victoria de la semana pasada ante el Atlético Saguntino (1-2) le dio media permanencia a falta de ocho jornadas para el final de Liga. En su plantilla destacan exjugadores del Zaragoza como el central Paredes o el centrocampista Kevin Lacruz.

Hace dos semanas, el Hércules visitó un campo parecido, el del Prat, y le costó demasiados minutos adaptarse a las dimensiones y a la superficie. De hecho, no logró el gol del empate (1-1) hasta el minuto 95, cuando Fernando Román cabeceó un centro de Dalmau. El debutante Carlos Luque cambió el sistema, renunció a las bandas con un 3-5-2 y apostó por el juego directo, un experimentó que no funcionó.

De hecho, en el siguiente partido, ante el Espanyol B, recuperó a los extremos, alineó a Chechu Flores y Nieto y ambos demostraron que, aunque están lejos de su mejor nivel, son insustituibles en este Hércules. Por este motivo Luque no variará otra vez el sistema pese a jugar en un campo ocho metros más estrecho que el Rico Pérez.

El cuadro alicantino todavía no ha perdido esta temporada en césped sintético y ha sumado 9 puntos de los 15 disputados. Empató ante el Badalona (0-0), Saguntino (0-0) y Prat (1-1), y se impuso al Hospitalet y al Eldense por idéntico marcador (0-2).

Con su victoria ante el Espanyol B, el Hércules recortó en dos puntos su desventaja con el cuarto, el Badalona, que ahora a cinco puntos, que son seis realmente porque el cuadro catalán tiene el golaveraje ganado.

A falta de ocho partidos para que la Liga baje el telón, el cuadro de Luque apenas tiene margen de error y en su calendario tiene dos enfrentamientos directos ante el Villarreal B y el Alcoyano, ambos además seguidos. El técnico confía en el poder revitalizante de la victoria ante el filial perico y da especial importancia al choque ante el Ebro, ya que después el Hércules tiene un choque asequible en el Rico Pérez frente al Atlético Saguntino y podría sumar nueve puntos consecutivos.