Carlos Luque afronta la primera gran oportunidad de su carrera y la pasada campaña se ganó la simpatía de la mayoría de jugadores como ayudante de Mir. Este último no tenía una buena relación con la mayoría de la plantilla y su ayudante ejercía de contrapunto. A Barroso y Portillo les convenció su trabajo y le ofrecieron el banquillo del Hércules B, que aceptó de buena gana. El filial es ahora tercero y uno de los más firmes candidatos al ascenso a Tercera.

Luque le da especial importancia a las acciones a balón parado, una faceta en la que el equipo blanquiazul tiene un margen de mejora enorme, ya que apenas hace daño y, por el contrario, encaja con una facilidad pasmosa. También apuesta por la presión alta y la verticalidad de los atacantes. El filial que ha dirigido resalta por su carácter defensivo pero en el primer equipo deberá adaptarse al perfil de los jugadores.

El coordinador del fútbol base del Hércules, José Antonio Palomino, define así al sustituto de Tevenet: «Como jugador se formó en la cantera del Valencia y llegó hasta el juvenil. Después jugó en equipos de Segunda B y Tercera y también los entrenó, tiene bastante experiencia». Y sobre su manera de entender el juego, explica: «Tiene mucho rigor táctico y le gusta la intensidad en el trabajo defensivo, la presión alta y las acciones a balón parado. Con el filial jugábamos más directos por la categoría (Preferente) pero le gusta que se trate bien el balón del centro del campo hacia arriba».