Desolado y desquiciado por el 1-0 en el minuto 94 de Lleida, el apoderado del Hércules y auténtico «hombre fuerte» del club, Juan Carlos Ramírez, emprendió el sábado por la noche un largo viaje de vuelta por carretera a Alicante con la duda de mantener o despedir al entrenador Luis García Tevenet tras una pésima racha de cinco derrotas en los siete últimos partidos.

Esa misma noche se iniciaban 36 horas de dudas y análisis de pros y contras sobre la conveniencia o no de cambiar de técnico a falta de 11 partidos para el final de la liga regular. «Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer», las cábalas se cerraron el lunes por la mañana con una reunión de Ramírez con la plantilla cuando el apoderado ya había decidido salvar a Tevenet y trasladar toda la presión a una plantilla que el club considera «acomodada y demasiado blanda».

Las que siguen son varias claves de esa conjura del 27 de febrero en la caseta del Rico Pérez, en la que el ultimátum pasó del entrenador a los jugadores, a los que se les reclama, una vez más, mejor actitud y más compromiso, justo lo que no ha conseguido Tevenet en este horrendo inicio de año. Y la primera demostración de cambio, de esa nueva cultura del esfuerzo, debe llegar este domingo (17.00) en el Rico Pérez ante l'Hospitalet, la primera de las 11 finales por la promoción de ascenso.

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Los candidatos alternativos para dirigir al equipo no convencen

Obligados por contrato a sondear el mercado de manera constante, los miembros de la comisión deportiva Dani Barroso y Javier Portillo barajaron hasta una decena de nombres de posibles sustitutos de Tevenet tras el desastre del Camp d'Esports de Lleida. Al final de la criba, los cuatro nombres sobre la mesa eran los de los exbarcelonistas Sergi Barjuán y Chapi Ferrer, el extécnico de la Ponferradina y Castilla José Manuel Díaz y el ex del Alcorcón Miguel Álvarez. Cuatro técnicos con un perfil más propio de Segunda A que del pozo de la B.

El club sostiene que lo más fácil, de cara a la galería, hubiera sido cambiar de técnico, pero al final no le convence la idea porque las exigencias de los candidatos son excesivas en dinero y en duración del contrato, ya que la mayoría reclamaban un año más garantizado. Además de las reticencias de los propios entrenadores, el Hércules entiende que los 11 partidos que quedan son muy pocos para hacerse con las riendas del vestuario y concluye al final que traer otro técnico es más un parche que una solución. Si la pésima racha de resultados del equipo se hubiera producido varias semanas antes, Tevenet ya sería historia en la entidad.

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Tevenet reitera que se ve con fuerza y la plantilla le apoya

A pesar de las dudas y bandazos del técnico -superado con frecuencia por una presión mucho mayor que la de sus anteriores clubes Huesca, Cartagena y UCAM-, ha sido el apoyo de un buen número de jugadores otra de las claves para la continuidad del sevillano. Varios pesos pesados del vestuario -a los que tanto echan de menos en el campo la directiva y el propio entrenador- enviaron a Ramírez sus mensajes de respaldo al técnico y entonaron el «mea culpa» de la plantilla. En la tarde-noche del domingo, Ramírez habló con Tevenet y el preparador le recalcó lo mismo que había dicho un día antes en Lleida: «Tengo fuerzas para seguir». Suficiente para el apoderado.

Al día siguiente, el hombre fuerte del club recalcaba en la sala de prensa del Rico Pérez que Luis, como le llama, puede seguir incluso la próxima temporada «si no se produce una hecatombe». El mensaje va dirigido directamente a los jugadores: éste es el técnico con el que tienen que ganarse la continuidad, no vaya a cundir la tentación en el vestuario de relajarse al dar por amortizado al preparador.

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Agitar un vestuario «demasiado blando y acomodado»

Es un lamento extendido en el club que, más allá de su calidad, a este vestuario le faltan carácter, liderazgo y personalidad en el campo. No será por falta de referentes con experiencia y galones -Paco Peña, Chechu Flores, Chema...-, sino «porque la plantilla se ha acomodado en exceso» y porque los nuevos no han aportado ese plus de intensidad y garra tan necesario en una categoría tan áspera, dura y exigente como la Segunda B.

La directiva está molesta porque considera que ha cumplido todos sus compromisos y que mantiene una estructura propia de Segunda A (pagos al día, cobros garantizados ya hasta el 30 de junio, buenas condiciones en los viajes y entrenamientos, ...), pero echa en falta un mayor compromiso e implicación de todo el grupo.

La presencia de todos los estamentos del Hércules en torno a Ramírez en la reunión del lunes -el presidente Carlos Parodi, el vicepresidente Valentín Botella, Barroso y Portillo- quiso escenificar un cierre de filas del club para exigirle al equipo de manera definitiva que dé un paso adelante y salga este domingo de su zona de confort.