Salvo sorpresa, Luis García Tevenet será despedido en las próximas horas como entrenador del Hércules. La quinta derrota en siete partidos, sufrida ayer en Lleida, deja sin argumentos a un preparador al que nadie le niega su trabajo y la comunión con buena parte de la plantilla, pero que defintivamente ha perdido la hoja de ruta que necesita este grupo de futbolistas para pelear por la promoción.

El apoderado blanquiazul Juan Carlos Ramírez afirmó anoche que el 90% de la culpa es de los jugadores, pero también dejó entrever que se tomará una decisión para revertir una situación que se complica cada semana. Quedan 11 partidos para que la Liga baje el telón y el Hércules podría quedarse a cinco puntos de la cuarta plaza si el Badalona gana hoy al Villarreal B.

En el deporte profesional los detalles casi siempre marcan la diferencia y ayer el equipo de Tevenet pasó del posible 0-1 al 1-0 en sólo cinco minutos, con el tiempo ya cumplido. En el 89', Lolo remató de cabeza en el área pequeña una falta botada por Gaspar y el meta local repelió con muchos apuros. Pero en el 94' de nuevo un error grosero individual, en este caso de Dalmau, propició un contragolpe letal que acabó con pase de la muerte de Doncel y gol de Marc Nierga a placer.

Pero más allá del azar en estas dos acciones, el equipo alicantino pecó ayer, una vez más, de una racanería impropia de un candidato al ascenso. Javi Flores y Nieto se quedaron sin minutos y el técnico apostó por el músculo de Checa, Espinosa u Omgba. Obsesionado con no encajar goles, Tevenet se olvida de que este Hércules debe imponer su calidad porque para eso tiene uno de los presupuestos más altos del grupo. No es menos cierto que Flores y Nieto están fuera de forma tras su larga inactividad, pero es obligación del técnico recuperarles ya que son dos piedras angulares por las que el Hércules realizó un gran esfuerzo y deben marcar diferencias.

Y el duelo de ayer ante el Lleida fue tan competido como deslucido. La primera parte fue infumable, sin ningún disparo a puerta por ambos contendientes. El miedo a perder lastró a un equipo blanquiazul que carecía de salida de balón, ya que casi siempre Pol Bueso se limitaba a quitárselo de encima en busca de un control de espaldas de Juan Delgado que nunca llegó.

Sólo dio cierta sensación de peligro el Hércules en el primer acto cuando Miñano, escorado en la izquierda, entró en contacto con el balón, pero fue en contadas ocasiones y siempre faltó un buen último pase por parte de Gaspar o Salinas.

Lo único destacable de los primeros 45 minutos fue el tremendo golpe recibido en la boca por el portero Iván Buigues en un choque con Juanma Espinosa. El canterano aguantó en el césped hasta el descanso como pudo y apenas tuvo que intervenir mientras estuvo indispuesto y ligeramente mareado.

El canterano se empeñó en continuar en el campo pese a tener la boca destrozada y disputó toda la segunda parte con normalidad. El nivel del choque siguió siendo muy bajo, sin velocidad en la circulación ni precisión por parte de ningún equipo, pero se fue abriendo con el paso de los minutos, sobre todo por el paso al frente dado por el Lleida, que empezó a creerse que podía llevarse los tres puntos pese a su falta de pegada y profundidad. En el Hércules nada cambió. Con Javi Flores y Nieto calentando banquillo, Tevenet rizó el rizo al dar entrada, en el primer cambio, a Omgba por Miñano. Más músculo y menos fútbol.

Los buenos minutos del camerunés frenaron un poco el ímpetu del Lleida pero el Hércules seguía sin asomarse por el área catalana. Sólo lo hizo en los minutos finales y lo pagó muy caro en un tramo decisivo especialmente cruel para los alicantinos.

En el 90' llegó la ocasión más clara para los blanquiazules con una falta lateral botada por Gaspar que Lolo cabeceó en el área pequeña y no entró por poco, ya que el meta rechazó con muchos apuros. Un minuto después, un buen disparo de Juanma Espinosa desde la frontal rebotó en un central y acabó en córner. Y de ese saque de esquina a favor llegó una inexplicable contra del Lleida que supuso el 1-0. Dalmau pecó una vez más de falta de contundencia y dejó pasar de largo a Doncel, quien se plantó en el área y dio un pase de la muerte a Nierga para que el «9» definiera por bajo ante Iván. Un gol que todo parece indicar que tendrá consecuencias en las próximas horas ya que la etapa de Tevenet como técnico del Hércules toca a su fin. Toca remontar el vuelo por la vía de la urgencia.