Desde su ventana veía cómo las olas rompían el silencio de una mañana soleada y al fondo un barco pesquero que llegaba al puerto de El Campello. El chaval, que miraba al horizonte, no pudo salir ese día a faenar. Sabía que la suerte era para quienes la buscaban y Félix Palomares (El Campello, 1955), a sus 16 años, soñaba con cambiar el rumbo de su vida. Aunque le gustaba la pesca, y los estudios no eran lo suyo, el balón fue lo que cambió su destino. Aquella tarde del viernes 23 de julio de 1971 tenía su primer reto: la final del II torneo «Pastor Milán», en el campo Bonnysa, que enfrentaba a su equipo, el Fontanería Pastor, contra el Campello Atlético. Apuntaba maneras y el rival sabía que ese joven la podía liar. Y efectivamente, a los 15 minutos, con un soberbio disparo, marcó el primero de los cuatro goles para que su equipo ganara.
A pesar de su aspecto flaco y espigado, ese joven destacó en otros torneos como el Chacón o la Copa San Pedro y lanzó muchos balones al fondo de las redes, pero de las porterías.
Elche y Hércules fueron a por él y fue el técnico franjiverde, Serafín Sevilla, quien lo convenció y se lo llevó para jugar en juveniles.
En noviembre de 1972, la prensa nacional se hizo eco de sus hechuras en los terrenos de juego durante el campeonato de España juvenil que le enfrentó al Real Madrid.
Debut con el Elche
Su trayectoria fue meteórica. Con ficha juvenil debutó con la primera plantilla del Elche en la temporada 1972-73, recordada en la ciudad de las palmeras por su ascenso a Primera División con Roque Olsen como entrenador. A raíz del retorno a la máxima categoría, el club ilicitano le hizo un contrato de cinco temporadas. «Tuve unos años muy buenos en el Elche. A partir de la segunda campaña, conseguí tener peso en el seno de la plantilla y logré un contrato que me dio bastante estabilidad», recuerda Félix Palomares.
Este interior campellero llegó a encadenar seis temporadas consecutivas con el conjunto franjiverde, de las que cinco fueron en Primera. «Para mí, el Elche lo ha sido todo en esta vida. Me han tratado muy bien. No ganábamos mucho dinero, pero pude planificar mi vida», señala años después.
La prensa nacional lo elogió constantemente y era habitual verle con los tres ases en el casillero, la máxima puntuación a juicio de los periodistas. En la última temporada marcó siete goles y su espectacular estilo de juego no pasó desapercibido.
Selección y fichaje azulgrana
A la conclusión de la campaña 1977-1978, Kubala lo preseleccionó para el Mundial de Argentina. Y poco después, le vino la llamada de varios equipos: Zaragoza, Español y Valencia, pero fue el Barcelona quien le fichó. Fue traspasado con 22 años dejando en las arcas ilicitanas 32 millones de las antiguas pesetas. Así cerró la primera de las tres etapas como franjiverde.
Se convirtió en el primer fichaje de la era José Luis Núñez en la entidad azulgrana, en la temporada 1978-79. En el club catalán lo firmó por tres temporadas y coincidió con otros alicantinos como Joaquín Albaladejo y Asensi, y otros legendarios como Carles Rexach, Migueli o Neeskens. «Me encontré con una plantilla que venía de ganar la Liga con Johan Cruyff. El equipo estaba con la estructura de la temporada anterior y era difícil ganarse un puesto».
Ese mismo año, los blaugranas ganaron su primer título oficial internacional ante el Fortuna Düsseldorf, en una emocionante final de Recopa. No obstante, la calidad de la plantilla y su impaciencia frenaron su proyección.
Cesión al Hércules
El técnico culé Lucien Muller solo le dio sólo cuatro oportunidades en Liga, por lo que fue cedido al Hércules, que se hizo efectiva el 4 de junio de 1979, por entonces en Primera. Como herculano, coincidió con jugadores de la talla de Kustudic, Giuliano, Carcelén, Charles, Moyano o Amador, entre otros. «Mi estancia en Hércules fue pasajera aunque siempre tuve la ilusión de jugar en este club. Tenía apalabrado mi fichaje con el Salamanca donde estaba de entrenador Felipe Mesones, pero se cruzó por el camino el equipo blanquiazul, que me suponía jugar cerca de mi casa. Me apetecía mucho jugar con el Hércules y al lado de mi familia», recuerda Palomares. El interior campellero jugó casi todos los partidos «pero me hubiera gustado aportar más a ese proyecto herculano».
Estando en vigor su contrato con el FC Barcelona, Félix Palomares siguió su andadura de cesiones en el Elche y, a continuación en el Sabadell. Finalmente, regresó al club franjiverde en la temporada 1982-83 con la carta de libertad y completando al final de su trayectoria profesional un total de 128 partidos con el Elche, 33 con el Sabadell, 25 con el Hércules y 4 con el Barcelona.
Con el club ilicitano logró dos ascensos a Primera División en las temporadas 1972-73 y 1983-84, y con Martínez Valero de presidente fue partícipe de ese intento de ascenso fallido ante el Cádiz en la campaña 80-81. «Estábamos para ascender pero hubo un apaño entre Santander y Oviedo. Marqué los dos goles en Málaga que nos pusieron pie y medio en Primera, pero...».
En total, Félix jugó nueve temporadas en Primera y cinco en Segunda, y marcó 31 goles en toda su carrera deportiva.
Ahora, y tras colgar las botas, este campellero regresa a sus raíces como si el tiempo no hubiera pasado. Como si fuera esa mañana de verano de 1971, contempla el mar, mira al horizonte y disfruta de la vida con la pesca y el fútbol.
