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El jugador-entrenador que fundó El Morenet

Vicente López Barberá, «Manolet», compaginó la condición de futbolista y técnico del Hércules en la temporada 68-69

Manolet (primero de pie por la izquierda) en el instante en el que Tarruella le presenta como técnico en 1969.

La noche del 2 de junio de 1969 «Manolet» no pudo conciliar el sueño ni un solo segundo. A sus 33 años y con una dilatada trayectoria en Primera y Segunda División parecía impensable que el fútbol le pudiera inquietar. Pero así fue.

Hasta la tarde anterior era jugador de un Hércules que luchaba por salir de Tercera a toda costa. Aquel equipo, que estaba entrenado por Luis Ortega, había sido líder del grupo durante casi todo el curso, pero tras una derrota en Elda estalló la crisis. A falta de una cita para terminar la Liga regular, el Hércules perdió el liderato.

El presidente Tomás Tarruella, tras una reunión de urgencia, decidió prescindir de toda la directiva y del entrenador y ofreció el banquillo a «Manolet».

El veterano futbolista del barrio del Raval Roig era un centrocampista o defensa central que había desarrollado la mayor parte de su carrera deportiva lejos de Alicante: primero en Murcia y después en Granada y Oviedo, de donde lo fichó el Hércules en la 68-69. Durante ese periplo se forjó un caché a nivel nacional y fue pretendido por varios equipos gracias a «su gran colocación y seriedad en el campo», características que recuerda José Juan, compañero en el Hércules e íntimo amigo.

Durante ese período al máximo nivel entró en la historia estadística del fútbol español al ser el jugador que más tiempo tardó en ganar un partido en Primera: lo hizo en su intento número 24º, tras 11 partidos con el Granada y 12 con el Oviedo.

En el verano de 1968 volvió a su tierra para defender al Hércules, que había caído estrepitosamente al tercer nivel del fútbol español una década después. En la crucial jornada de desenlace de aquella campaña se tuvo que poner al frente del equipo tras el golpe de timón que dio el presidente Tarruella.

«Manolet» -apodado de esta manera porque un hermano mayor suyo, que también jugaba al fútbol, se llamaba así- aseguraba que la decisión le había pillado por sorpresa y que asumía el cargo por «puro herculanismo». El resultado fue un éxito rotundo porque el Hércules venció 2-0 al líder Cartagena y acabó el curso primero.

La primera eliminatoria para ascender a Segunda le emparejó con otro líder de grupo, el Castellón. Tras perder 3-2 en la ida y empatar en La Viña, la primera oportunidad de subir se esfumó. En la segunda, le tocó cruzarse con un equipo de Segunda que peleaba por no descender: el Ilicitano, para más inri. El de Elche fue el único partido en el que «Manolet» se autoalineó, pero el Hércules perdió por 3-1 y la eliminatoria se puso cuesta arriba.

Aquella fue la última vez que el Hércules utilizó la ya obsoleta figura de jugador-entrenador, pues el club decidió que dejase de ocupar el cargo de técnico y pidió al presidente del Betis Florida, José Mejías «Manero» -un gran herculano-, que se hiciera cargo del equipo en el choque de vuelta. El Hércules sólo pudo ganar por 1-0 y se quedó un año más en Tercera. Así acababa la 68-69, la única temporada que «Manolet» perteneció al Hércules con una firma de por medio. Porque herculano lo fue siempre.

Se retiró en el Benidorm y trabajó como visitador médico. Además, entrenó a varios equipos de la provincia, incluido el Marina, equipo de su barrio con el que alzó una Copa San Pedro. Además del deporte, estuvo muy ligado a la sociedad alicantina y a sus tradiciones, pues fue el fundador de la popular Cofradía del Morenet en su barrio.

Vicente López Barberá, «Manolet», fue enterrado ayer en Alicante a los 80 años.

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