Esta eliminatoria llega como un premio para la afición. Será un Barcelona descafeinado pero un Barcelona al fin y al cabo. La Copa del Rey también está descafeinada desde hace años porque en eliminatorias a ida y vuelta los pequeños tienen pocas posibilidades. Con los precios que hay el aforo se va a quedar a la mitad. No entiendo como un niño tiene que pagar 45 euros para ver al Barcelona. En el Hércules se sigue sin hacer las cosas bien. Es un encuentro a las diez de la noche, televisado y a pocos días del clásico. El que decidió los precios no conoce cómo está la situación del país.

El Hércules es un equipo irregular. Hace un encuentro bueno y al siguiente no se sabe cómo va a jugar. El equipo ha perdido ya seis partidos en Liga. Lo fácil siempre es echarle la culpa al entrenador pero hay que analizar el rendimiento de los futbolistas. Recuerdo el caso de Vicente Mir, que se quedó sin ascenso por un tiro libre y un resbalón cuando no pudo contar con su banda derecha -Rafita y Nieto- en toda la segunda vuelta. Antes de terminar la temporada la calle ya sabía que no iba a continuar pasara lo que pasara. En el Hércules deberían creer más en los entrenadores y dejarles trabajar.

Es difícil plantear este partido. El rival llegará con jugadores de 50 millones y la motivación es grande. Hay que ofrecer una buena imagen para salir reforzado de cara al encuentro ante el Baleares del domingo. Si el Hércules le compite al Barcelona, debería ser capaz de competir en Segunda B. A estos jugadores no se les puede olvidar jugar a fútbol. Quien trajo a los futbolistas, los técnicos del club, son los que deben responder sobre su rendimiento. También se hace un mal uso de la cantera. Los jugadores que no juegan con el primer equipo, como Pedro Inglés, no pueden estar cuatro meses parados.