«Si no llega a ser por la médico y la enfermera que lo asistieron sobre el campo, Salva ya no estaría aquí con nosotros». Así de tajante se manifiesta Baldo Guzardo, padre de uno de los jugadores del cadete autonómico del Hércules, cuyo portero cayó desplomado el pasado sábado durante el partido que enfrentaba en Elche al conjunto blanquiazul con el Kelme.

El portero del equipo alicantino, Salvador Martínez, de 15 años, cayó desmayado en el primer minuto de juego tras chocar accidentalmente con un rival, perdió el conocimiento y sufrió convulsiones durante unos cuatro minutos.En el campo del Kelme no había asistencia médica y la ambulancia del Samu tardó unos 20 minutos en llegar, por lo que la intervención de la médico y la enfermera que seguían el partido como parte del público resultó providencial para evitar males mayores. El portero ha recibido ya el alta tras permanecer 48 horas ingresado.

«Mi hijo Hugo, que fue uno de los primeros en acercarse a Salva, sigue con el susto en el cuerpo y ha estado varios días sin querer hablar del asunto», relata Baldo, que reclama un refuerzo de la vigilancia sanitaria durante los muchos partidos de fútbol base que se disputan todos los fines de semana. «Se da la circunstancia», añade, «de que este partido se jugó en el campo del Kelme, que está cerca de la Ciudad Deportiva de Elche y allí tienen centralizada la atención sanitaria. Porque si esto llega a ocurrir en Alicante», agrega, «con la dispersión de los nueve o diez campos destinados cada fin de semana al fútbol base, estaríamos hablando de una tragedia». «Confiamos demasiado en la suerte y en la providencia porque podrían ocurrir hechos lamentables en estos partidos», mantiene Hugo, que reconoce que, tras una experiencia como la del pasado sábado, se plantea si merece la pena que su hijo continúe jugando al fútbol.