La mañana es soporífera en el instituto: las manecillas del reloj parecen no avanzar, la profesora de Historia se atasca en una ley obsoleta y el bedel pasa las hojas del periódico lentamente mientras disfruta de un cigarrillo tras otro. La temperatura tampoco ayuda: el sol de mayo se cuela sin remedio por la ventana e invita a hacer novillos para disfrutar de la maravillosa playa del Postiguet.

No parece que nada vaya a alterar el ritmo del día tan anodino que vive el Instituto Jorge Juan de Alicante hasta que, de pronto, dos hombres trajeados irrumpen en la clase de 3º de BUP: «Reces, tienes que salir», pronuncia el bedel, que ha acompañado a los dos señores sin despegarse de su cajetilla.

El joven de dieciocho años es Recesvinto Casero, estrella del Alicante de 3ª División, internacional español en categorías inferiores y pretendido por medio país. Los trajeados son directivos del club celeste y han sacado al chico de clase para llevarlo a firmar por el Valencia. El fichaje está cerrado: diez millones de pesetas, traspaso récord de la entidad de Villafranqueza. Pero lo que parecía un trayecto tranquilo, se ve alterado nada más empezar por una persecución que termina en el número 18 de la calle Velázquez, sede de las oficinas del Hércules.

Rico Pérez y Manolo Calvo han desviado el camino de la expedición, organizada por el alicantinista Enrique Picó, que llevaba a Reces a la capital del Turia.

El club blanquiazul pone sobre la mesa la misma cantidad que ofrecen desde Mestalla, pero en diferentes pagos: cinco millones en efectivo, cuatro por mediación de efectos bancarios y un amistoso entre ambos clubes en el que el Alicante recaudaría otro millón.

La espera en la sede del Hércules es larga porque el Valencia insiste e incluso llega a elevar su oferta, pero el futbolista, al que el Alicante fichó del Gimnástico Alcázar tras verlo jugar en una Copa San Pedro, decide seguir en la ciudad que le acogió hace un par de años.

Impetuosa aparición

Reces irrumpía en el fútbol profesional con la mayoría de edad recién cumplida fichando en 1980 por el Hércules, equipo de 1ª división.

Su debut en el Alicante no había pasado desapercibido para los grandes: al interés de ches y herculanos se sumaba también el Murcia, el Castellón y el Barça, donde el seleccionador sub-20 Pereda había dejado magníficos informes.

En su primera temporada como celeste sumaba una veintena de goles y a primeros de mayo dinamitó el mercado tras poner patas arriba el estadio Luis Suñer Picó de Alzira con cuatro goles, una asistencia y un penalti provocado en un rotundo 4-8. Llompart, entrenador del Alicante, afirmó tras el partido: «Que el Barça se olvide de Maradona y se lleve a este chico»

Cinco días después Rico Pérez ató su traspaso.

Además, era habitual en las convocatorias de la selección española juvenil que entrenaba Jesús Pereda, a la que también asistía el herculano Parra. Reces acudió al campeonato de Europa juvenil que se celebró en Alemania Oriental en 1980 y también al Mundial sub-20 que se celebró en Australia al año siguiente.

En el Hércules debutó con Koldo Aguirre en la segunda jornada de 1ª de la 80-81, en un empate a uno contra el Sporting. Su segundo partido fue un partido de Copa en Orihuela donde ya hizo su primer gol como blanquiazul.

A los cuatro días fue partícipe de un 0-2 en Mestalla (por entonces, Luis Casanova), obra de Kustudic y Churruca en la que hasta hoy sigue siendo la última victoria herculana en el feudo che visitando al primer equipo.

Le costó arrancar y no fue precisamente hasta el partido contra el Valencia de la segunda vuelta cuando logró la titularidad y un gol suyo valió un punto. Entre semana ganó en Logroño el Hércules en una eliminatoria de Copa y Reces volvió a ver puerta.

A los tres días regresaba la liga en El Sadar y refrendaba su genial momento de forma anotando el gol de la victoria. Pero un lance con un zaguero le rompió el menisco de la rodilla derecha y le privó de jugar más aquella campaña.

El año de su debut se cerraba antes de lo previsto, justo cuando le había cogido el pulso ala categoría, con diecisiete partidos y seis goles.

La 81-82 fue aciaga para los intereses de la parroquia herculana, que sólo sonrió con una victoria al Elche en Copa, cuyo gol del triunfo lo anotaba Reces ante la salida del meta Aguirreoa. Asimismo, logró la internacionalidad con la selección española sub-21 en un encuentro ante Italia en Lecce.

Cénit de su carrera

En los tres años siguientes se vio al mejor Reces, que desde el extremo diestro contribuyó enormemente en el ascenso a 1ª de la 83-84 con nueve goles en Liga -su mejor marca- y en la permanencia del año siguiente. Durante ese trienio alcanzó la treintena de goles, anotó los tantos de victorias sonadas como la del Martínez Valero en 2ª o la del Valencia en 1ª en Alicante y se asoció a las mil maravillas con Kempes (que fue su compañero de habitación) y con Sanabria (con quien volvería a coincidir en el Xerez años después).

Durante sus mejores años en el Hércules se negó a renovar porque las posibilidades de que el Murcia o el Atlético de Madrid se hicieran con sus servicios eran muy altas, pero el Hércules decidió ejecutar la renovación automática, que consistía en elevar un diez por ciento la ficha del contrato que expiraba.

En la 87-88 abandonó el Hércules -tras siete temporadas y más de cuarenta goles- y escuchó al Elche, pero se decidió por el Murcia de 1ª.

De La Condomina se fue a Chapín, donde rayó a gran nivel en la primera mitad de la 88-89, mientras el equipo bailaba entre los puestos de ascenso a 1ª. Su fichaje por un Betis que peleaba por eludir el descenso a 2ª estaba apalabrado, pero su cartílago dijo "basta".

En 1990, con veintiocho años, tras dos operaciones de rodilla y un desencanto con el Torrevieja de 2ªB, ponía punto final a una carrera que comenzó y terminó prematuramente.

No le fue fácil superar el revés, pero se reinventó: disfrutó de sus hijas Tamara, Lucía y Lara; tuvo diferentes empresas y ahora se dedica al sector inmobiliario, además de ser una de las voces estrella de los deportes de COPE Alicante.

Reces, el chaval al que el bedel sacó de clase para convertirlo en futbolista, jugó 199 partidos con el Hércules y marcó 43 goles.