Un parpadeo fue suficiente para que el Hércules tumbara al Ebro, rival con hechuras que ofreció varios de los argumentos que le han llevado a llamar la atención en este primer tercio del curso. Los blanquiazules arrancaron el duelo a ocho puntos del líder, un Barcelona B que salió victorioso por la tarde del duelo de filiales contra el Mestalla. Como tantos otros partidos, el inicio de los de Tevenet no fue brillante. Se consumía la primera parte y el único que dejaba migajas era Javi Flores, sin ningún socio para derribar el muro aragonés. Se acercaba el descanso y comenzaban los pitos en la grada. Fue en ese instante en el que el Hércules tiró de su mazo para darle dos golpes decisivos a un Ebro que ya no pudo rechistar en el resto del encuentro.

Mainz y José Gaspar participaron en los dos goles que marcó el Hércules en un minuto mágico, el que va del 39 al 40, que le permitió desatascar un partido que se estaba poniendo feo y no perder de vista al Barcelona B, del que sigue a cinco puntos. La pujanza del aragonés y la zurda del extremeño fueron decisivas pero el encargado de descorchar el duelo fue Checa. El sevillano marcó su segundo gol consecutivo de cabeza a la salida de un córner servido por Gaspar y prolongado por Mainz.

Ya en ventaja, el Hércules no le dio respiro a su rival. Acto seguido, Paco Peña controló el balón en el centro del campo, oteó el horizonte y jugó en largo para el desmarque en diagonal de Gaspar, al que citó con el meta Montoya. El zurdazo cruzado del extremeño fue escupido por el poste para que un atento Mainz empujara el balón a la red. El aragonés ha recuperado la confianza de Tevenet y estrena su cuenta en Liga. No se le podía olvidar marcar a un delantero que el año pasado firmó nueve dianas en media temporada.

El buen hacer de Mainz y sus compañero permite que el Hércules adelante al Ebro en la tabla y regrese a la zona VIP de la Liga, esos cuatro puestos que dan derecho a disputar la promoción de ascenso y de los ya no debería salir hasta el final de la campaña. La jornada también sirve para recortar tres puntos al Mestalla aunque los blanquiazules tienen que mejorar todavía muchos aspectos en su juego para ser ese equipo compacto que consiga el objetivo de acabar el campeonato en la primera plaza.

La segunda parte tampoco dejó mucha historia, con un Hércules con un botín de dos goles y un Ebro incapaz de arañar. Con un inicio de partido al ralentí y una segunda parte con los deberes hechos, casi todo lo reseñable que sucedió anoche en el Rico Pérez se concentró en el intervalo entre los minutos 39 y 40. Los de Tevenet iniciaron bien la segunda parte pero fue un espejismo. El juego se volvió a diluir con el paso del cronómetro.

Por si acaso, el técnico blanquiazul abrochó a los suyos reservando a José Gaspar para añadir más cemento en la zona medular con el músculo de Omgba. No quería bromas Tevenet. Otro cambio suyo, la entrada de Salinas por Miñano, animó los últimos minutos con el canterano buscando su gol. Lo rozó en dos ocasiones, sobre todo en un mano a mano mal resulto tras una gran jugada de Mainz camuflado de extremo. Está claro que el aragonés fue el mejor.

Los últimos minutos sólo sirvieron para que Pol Bueso fuera expulsado de forma absurda. Debe medir mejor el central castellonense. Las dos tarjetas amarillas evitables que vio en zonas templadas del campo le impedirán jugar el domingo (18.00) en la visita al Atlético Saguntino. La competición no da tregua para un Hércules que debe ir a más.