La autocomplacencia le jugó ayer una mala pasada al Hércules de Tevenet. Parecía que el equipo blanquiazul ahorraría este año a sus fieles los sonrojos ante conjuntos amateurs como el Pobla Mafumet o el Llosetense, ya que el técnico sevillano insiste en que con la intensidad y la agresividad no se negocia. Pero ayer sus jugadores le dejaron en evidencia ante el recién ascendido Prat, con varios jugadores no profesionales en sus filas y un mérito enorme. Se dejó ayer el Hércules tres puntos que puede echar de menos en su pelea por las cuatro primeras plazas a final de curso. Y, por mucho que se esfuerce Tevenet, lo visto ayer en el Rico Pérez tiene poca justificación.

El Hércules regaló literalmente la primera parte. Al margen de no ofrecer argumentos para hacer daño al rival, se empeñó en realizar concesiones hasta que llegó el gol en contra (37'). Juanma Espinosa, especialmente desacertado e incurriendo sistemáticamente en pérdidas peligrosas, cedió el balón al corpulento punta del Prat, Ernest, quien avanzó metros y sorprendió a Chema con un espectacular disparo desde fuera del área. Premio más que merecido al esfuerzo del cuadro catalán, que sólo había disparado una vez entre los tres palos, pero que dio un recital de ayudas constantes y trabajo defensivo impecable.

El Hércules, por contra, sin chispa, no superaba líneas ni tenía desborde por las bandas. Con Nieto en el banquillo por molestias y Gaspar y Chechu muy desdibujados, los blanquiazules lo fiaron todo a los chispazos creativos de Javi Flores.

El bofetón del primer acto pudo ser aún más sonoro, ya que en la última acción del periodo, Espinosa volvió a perder el balón y la jugada finalizó con un disparo cercano de Ernest que Chema repelió con reflejos.

El desconcierto y el 0-1 no le parecieron a Tevenet motivos suficientes para mover el banquillo en el descanso y sí lo hizo siete minutos después, en una de esas decisiones de los entrenadores difíciles de entender, ya que Espinosa pedía el cambio a gritos.

Pese a que el esquema era el mismo y los jugadores también, sólo entró Miñano por el jienense en el 55', el Hércules mostró una ambición inédita en el primer acto. Y, como no podía ser de otra manera debido a su superioriad, las ocasiones se sucedieron. En el 52', una rápida combinación al primer toque entre Gaspar, Javi Flores y Peña fue rematada por Chechu Flores dentro del área ante una nube de jugadores y el balón no entró de milagro. En el 58', una buena maniobra de Javi Flores con posterior centro fue rematada de cabeza por Berrocal en el área pequeña, pero no encontró portería.

El planteamiento conservador del Prat fue a más y renunció por completo al balón. Aún así, el Hércules seguía sin debordar por las bandas porque Gaspar y Chechu no tenían el día y Tevenet no consideró oportuno darle minutos al canterano Salinas ni al renqueante Nieto. Aún así, el 1-1 se mascaba porque el balón estaba constantemente en el área catalana. Con Miñano en la sala de máquinas y Javi Flores pidiendo el balón constantemente, el cuadro de Tevenet buscaba resquicios en el muro rival y los encontró. Sólo faltó el remate.

En el 65', una maniobra habilidosa de Chechu en la misma línea de fondo finalizó con un pase atrás que Gaspar remató entre los tres palos y el balón fue rechazado por un zaguero con el muslo cuando ya se cantaba el gol. En la siguiente acción, el mismo Chechu remató desde el borde del área y el balón fue repelido por el larguero.

Tevenet dio un giro más de tuerca al dar entrada a David Mainz en el 72 y pasar a jugar con tres centrales (Román, Checa y Bueso) y dos carrileros (Dalmau y Gaspar). Pero esta variante táctica tampoco fue la solución y la única oportunidad local llegó en un disparo de Chechu desde fuera del área en el 76'.

Con el Hércules volcado, Fran firmó el 0-2 en el 94' tras ganarle la espalda a Pol Bueso y definir bien ante Chema, que encajó dos goles en los dos únicos disparos de su oponente.

La derrota duele especialmente porque frena la escalada de un Hércules que se hubiera puesto a un punto del liderato de haber hecho a tiempo sus deberes. Pero despertó tarde y pagó con derrota su indolencia.