Uno de los dos premios «gordos» ha caído en noviembre en Alicante y no es por casualidad. Es fruto del trabajo. Para que el «rey de Copas» que es el Barcelona inicie la defensa de su 28ª corona en el Rico Pérez ha sido necesario el esfuerzo de la plantilla y del cuerpo técnico, así como una acertada planificación deportiva que, desde el comienzo del curso, otorgó una importancia estratégica al torneo del KO: por prestigio, proyección pública, homenaje a la afición y, especialmente, por interés económico en un momento crítico para las arcas de la entidad.
De modo que no han sido en vano aquel esfuerzo sobre el campo de hierba artificial en Andorra de Teruel ante un Tercera (0-5), ni la fe en la victoria hasta la agónica tanda de penaltis en Cartagena, ni el solvente trabajo el pasado miércoles en casa frente al Cornellà.
Más allá de la «flor» de Tevenet con el Barça, este regalo de emparejamiento para el club, la ciudad y la provincia es una recompensa al trabajo bien hecho. Y es de justicia reconocerlo. Conmueven las palabras del capitán Peña, emocionado tras el sorteo porque pensaba que nunca volvería a jugar al Camp Nou. Pues sí vuelves, Paco, y tú ya sabes lo que es ganar allí...
