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A dieciseisavos de final

A dieciseisavos de final

Un término copero casi en desuso. Desde que la Copa de Europa se convirtió en Champions, y las eliminatorias comienzan con fases de grupos, el vocablo que engloba a los dieciséis partidos cuyos ganadores pasarán a la siguiente ronda, octavos de final, ha quedado prácticamente relegado. Con el actual formato sería un milagro, casi una entelequia, que el Hércules lograra la heroicidad de llegar a octavos. El premio que se otorga, con el sorteo dirigido para los equipos de Tercera o Segunda B que consigan llegar a los dieciseisavos, jugar contra un equipo de Primera División de los que compiten en Europa, hace prácticamente imposible el sueño, aunque el alcorconazo sigue en la mente de todos. Pero la recompensa es tan grande, sobre todo si además tienes la suerte de que te toque en liza uno de los tres grandes, Real, Atlético o Barça, que caer en esta ronda es toda una bendición, para la entidad, por la caja que hará en la eliminatoria, para los jugadores, que rendirán visita a un campo de los mejores del mundo, y sobre todo, para los aficionados, que podrán asistir a un partido de competición oficial contra equipos que en los últimos años vienen ganando las competiciones europeas para orgullo del balompié español.

Tras superar las primeras rondas a domicilio, a partido único, el conjunto blanquiazul ha logrado superar esta tercera y definitiva en casa al Cornellà, equipo que milita en el mismo grupo que los blanquiazules, y que siempre suele disputar los puestos de promoción de ascenso. Con buenos arranques en la primera, ocasión clara de Mainz, y en la segunda, larguero de Gaspar, el Hércules ha sido superior al conjunto catalán y ha pasado la eliminatoria en el Rico Pérez. Los goles a balón parado, el de Javi Flores y el penalti de Gaspar, deciden un partido que se complicó el Hércules en los diez últimos minutos. Con más sufrimiento que apuros por el resultado final, 2-1, Tevenet consigue con esta, llevar por cuarta vez a un equipo suyo a los dieciseisavos de final.

Estas dos victorias seguidas pueden ser el manido punto de inflexión del Hércules en esta temporada. La alegría de una afición entregada, que no puede ser más agradecida a sus colores, al verse con la posibilidad de poder disfrutar en su campo con los mejores jugadores y equipos del mundo, y la posición en la tabla, tras la última jornada liguera, que nos acerca al lugar que debería ocupar el Hércules, puede ser un acicate, no solamente para que las gradas se vean más pobladas, sino para que la plantilla tome conciencia de la responsabilidad que tiene cada uno de sus componentes al firmar contrato con un equipo como el Hércules, que no lleva a otro fin más que a lograr el ansiado ascenso. Los que peinamos canas recordamos en este día con cierta melancolía aquel partido de desempate copero en Murcia, donde con un golazo del añorado Ramón a Pazos, el Hércules eliminó al Elche, o aquellos 3-0 en 1977 para pasar la eliminatoria frente al Madrid, o el 4-1 también a los blancos en 1980 que no sirvió para seguir adelante.

Ahora toca esperar al viernes al sorteo, confiando en que, en lo tocante a los conjuntos de menor categoría, entre los que se encuentra nuestro Hércules, no existan esas bolas calientes que lleven a enfrentamientos por proximidad geográfica, con lo que el Hércules se vería emparejado con el Villarreal, buen equipo, pero que en ningún caso desataría pasiones entre mayores y chiquillería en Alicante. Viene bien un día de fiesta tras los fiascos que llevamos encadenados en estos últimos tiempos, la afición se merecía un festejo futbolístico como el que nos pueda deparar el sorteo de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. A disfrutar de esta fiesta merecida, con uno de los objetivos conseguidos, el menor, pero no menos importante para una afición ilusionada.

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