No ha sentado nada bien en las oficinas del Rico Pérez el recado que le dejó el miércoles, a modo de advertencia, el director general del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), Manuel Illueca, al alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, durante la reunión que mantuvieron en el Ayuntamiento. El máximo responsable del banco del Consell puso el cronómetro a correr en contra del Hércules al fijar un plazo máximo de cuatro meses para que la entidad blanquiazul pague los 6,4 millones de euros que exige la Comisión Europea, algo imposible a todas luces.

El tiempo se ha convertido en una batalla esencial dentro de esta nueva lucha veraniega que afronta ahora el Hércules. El club alicantino espera ganarlo para que juegue a su favor. Aunque es cierto que la Comisión Europea ofrece un plazo de cuatro meses para abonar los 6,4 millones, también lo es que el proceso se puede dilatar durante muchos más meses, llegando incluso a años. El propio Echávarri se apresuró a comparar la situación de la entidad balompédica con la de Ciudad de la Luz, enquistada a lo largo del último lustro.

El Hércules espera que el tiempo juegue a su favor en los despachos y también en el terreno de juego. El varapalo contra el Cádiz ha obligado a aplazar, al menos hasta dentro de un año, la opción de alcanzar el ascenso de categoría y conseguir el ansiado, y necesario, retorno al fútbol profesional. Formar parte de la división de plata es la única vía que permitiría al club financiarse por medios propios y no depender del dinero que se le inyecta desde fuera. Illueca también reconoció que en el IVF estuvieron muy pendientes de conocer el desenlace final del curso 2015/16 antes de esta nueva acometida.

Lo único cierto en todo este asunto es que, para que el Hércules pueda saldar sus deudas, tiene que pervivir en el tiempo. Si cesa la actividad del club, no se generará ningún beneficio económico, por mínimo que sea, y todos los acreedores que hacen cola, se quedarán con los bolsillos vacíos. En este contexto también chirriaron las declaraciones de Illueca del lunes, en la que deslizó que el Rico Pérez seguirá albergando fútbol «del Hércules o de quien sea». El director del IVF no tiene el mismo tacto, desde luego, cuando habla en Alicante que cuando lo hace en Valencia.

De la mismo manera que Illueca ha adoptado el rol de policía malo, Echávarri protagoniza el papel contrario. El entendimiento entre el Hércules y el alcalde cada vez es mayor, algo que parecía impensable hace meses. El propio Juan Carlos Ramírez le ha definido como «el mejor interlocutor para el club» y la unión es tan grande que este mediodía ejercerá como anfitrión durante la presentación en el Ayuntamiento de la campaña de abonos de la 2016/17.

Mientras el Hércules trata de ganar tiempo, celebra que sea a la Fundación a la que se le exija la devolución de los 18 millones del crédito original del IVF y espera que el juez decida que los 6 millones que se le solicitan formen parte del crédito concursal.