Miquel Corominas Queralt (Barcelona, 1955) puede presumir de ser el único entrenador de la historia reciente del Hércules que fue despedido tras una victoria. Aún lo recuerda con sorpresa: «Ganamos al Burriana por 1-0 y cuando me dijeron que me despedían, no me lo podía creer. De hecho, han pasado 15 años y aún no sé el motivo».

El técnico catalán, fichado por el entonces secretario técnico Pascual Luna Parra, se reencontrará el domingo con el Hércules y recuerda con detalles su breve etapa en Alicante. Sólo dirigió 19 partidos y tenía en sus filas a jugadores como Castro, Arregui, Espejo, Gallego o Alfaro. «El proyecto era crear un equipo con mucha gente de la casa para ser potente en dos o tres años. Había muchos chicos con potencial como Vicente Verdejo, Fernando Béjar, Toño, Verde o Manolo Martínez, y otros canteranos más veteranos como Varela o Lledó», afirma Corominas.

Pero al recién llegado Enrique Ortiz se le acabó la paciencia al término de la primera vuelta y le sustituyó por el alicantino Joaquín Carbonell, quien tampoco cumplió con las expectativas. «Teníamos muchas dificultades para entrenar e íbamos por la provincia cada día. Mi sintonía con Parra era muy buena y de ahí que me sorprendiera tanto mi destitución. Después pasé a la secretaría técnica del Espanyol porque mi pasión siempre ha sido el fútbol formativo», asegura.

Corominas dejó los banquillos hace ocho años, pero a mitad de curso recibió la llamada de un amigo dirigente del Hospitalet a la que no pudo negarse. «Estaba en las categorías inferiores del Hospitalet porque me lo pidió un amigo y no pude decirle que no cuando me dijo que cogiera al primer equipo porque nos íbamos a Tercera. Llamé a Antonio Olmo y ahora formamos un tándem. Quedan nueve puntos y si sumamos tres estaremos salvados», valora Corominas. La victorias del Hospitalet por 0-3 en Olot le deja a las puertas de la salvación.

Cuestionado por el terreno de juego que se encontrará el Hércules en la Feixa Llarga, el veterano entrenador se muestra contundente: «el campo es un poco más grande que el Rico Pérez, las medidas son 105 x 70, aquí no se puede esconder nadie. Es cierto que es césped artificial y está un poco gastado, pero no es el típico campo pequeño en el que no se puede hacer nada».

Corominas califica como «muy buena» la plantilla del Hércules, pero lamenta la inestabilidad del club. «¿Cuántos ascensos y descensos ha habido en Alicante desde que yo me fui? Creo que hay que trabajar de otra manera, darle importancia a la cantera y sentar unas bases sólidas», concluye el preparador barcelonés.