El Hércules se pegó ayer un tiro en el pie en La Pobla de Mafumet, un pequeño municipio de Tarragona que acoge al filial del Nàstic. Los blanquiazules dejaron escapar dos puntos en el minuto 86 y vuelven a condenarse, por segunda temporada consecutiva, a un final de Liga de infarto, con el agua al cuello y sin margen de error. El 0-1 de Mariano en el minuto 79 colocaba al Hércules segundo y el 1-1 posterior relega al equipo de Mir a la quinta plaza a falta de sólo cuatro jornadas. Es cierto que los alicantinos siguen dependiendo de sí mismos por los enfrentamientos entre rivales directos, pero también que la presión ahora es atenazante y cualquier despiste puede tirar la temporada a la basura.

El decepcionante empate de la semana anterior ante el Cornellà obligaba al Hércules a ganar a un Pobla de Mafumet en descenso. Pero los blanquiazules no contaban con el hándicap del campo, mucho más estrecho y más corto que el Rico Pérez y con un césped artificial deteriorado. Los blanquiazules nunca le cogieron el punto al partido, a la superficie ni al escenario. La apuesta ofensiva de Mir, que sacrificó a Espinosa para alinear juntos a Chechu Flores, Gallar, Gato y Mainz, no surtió el efecto deseado porque el Hércules no mordió en la salida del balón del rival, ni tampoco pisó el área con peligro. Los primeros 45 minutos eran impropios de un equipo que se estaba jugando la vida y las únicas aproximaciones con peligro era de La Pobla, que con el paso de los minutos le perdió el respeto al Hércules y por momentos se envalentonó.

Mir dio un golpe encima de la mesa en el descanso y sacó del campo a Gallar y Gato para dar entrada a Espinosa y Mariano. El partido estaba para poco talento y mucha brega. El juego siguió igual de decepcionante que en la primera mitad, pero al menos el Hércules mostraba más agresividad y un poco más de ambición.

Las ocasiones siguieron sin llegar, pero la imagen era otra. Cuando el partido caminaba irremediablemente hacia el empate sin goles, los blanquiazules asestaron una puñalada casi letal a su oponente. En el 79, Miñano botó un saque de esquina que Rojas peinó de cabeza hacia atrás y allí emergió la figura del recuperado Mariano para enviar el balón a la escuadra con la pierna derecha y firmar un 0-1 demasiado bonito para ser verdad. El banquillo del Hércules enloqueció y Gallar y Buigues se metieron dentro del campo para hacer piña con sus compañeros. El triunfo tenía un valor incalculable porque colocaba los de Mir en la segunda plaza.

A falta de 11 minutos, el guión a seguir era claro: no se debía conceder la más mínima aproximación a un Pobla en puestos de descenso a Tercera. Pero el Hércules no estuvo al nivel, no paró el partido ni tiró de oficio. Mir cambió a Mainz por Álvaro para ganar en profundidad y dejar a Mariano como referencia ofensiva.

Los diez minutos que quedaban por delante parecían una eternidad y el canario Yeray tampoco impuso su mando con el marcador a favor. La Pobla se volcó a la desesperada en busca del empate, pero con poca fe y menos maldad. Pero en su primera aproximación seria encontró premio. Kike Tortosa hizo daño a Rojas, ayer improvisado lateral derecho, y metió un buen balón al corazón del área que se envenenó de manera letal. Atienza evitó que el bullicioso Emaná rematara, pero el esférico salió mordido y le pasó a Álex Muñoz por debajo de las piernas. En el segundo palo apareció Vela, que se adelantó a Connor para marcar a placer el 1-1.

En estado de shock y sin argumentos para ir a por el segundo gol, el Hércules vio pasar los minutos entre lamentos hasta que el árbitro señalizó el final de un partido que le puede costar caro a los blanquiazules. En el momento de la verdad, ceder dos empates consecutivos es impropio de un equipo que pretende dar un golpe encima de la mesa. La derrota del Cornellà abrió las puertas de la segunda plaza al Hércules pero ni por esas. Este conjunto se empeña en seguir el camino más difícil. Ya dejó escapar puntos en el Rico Pérez ante el Pobla y el Llosetense. Y caminar por encima del alambre no es siempre recomendable, conlleva muchos riesgos y cualquier patinazo en estos cuatro últimos partidos puede ser letal. Todo por culpa de no hacer los deberes a tiempo. La historia de siempre que los herculanos ya tienen más que asumida.