David Mainz (Sádaba, 1985) sabe a lo que ha venido al Hércules: «Para jugar la promoción me hubiera quedado en el Tudelano o en cualquier equipo cerca de casa. Aquí estoy para subir, no me vale otra cosa». El punta aragonés, apasionado de la naturaleza, ya lo consiguió la temporada pasada con el Huesca.

Ya queda menos para el desquite tras el «pinchazo» ante el Cornellà...

Sí, tenemos muchas ganas de que llegue el partido porque el sabor de boca tras el 0-0 fue malo. Necesitamos ganar para no perder la cuarta plaza porque el Lleida sumará sus tres puntos contra el Huracán.

¿Le dio muchas vueltas a las ocasiones que falló?

Sí, el domingo por la noche. Siempre piensas qué pudiste hacer mejor.

Imagino que sobre todo en esa primera oportunidad en la que tuvo tiempo de hacer lo que quisiera delantero del portero...

Sí. Creo que lo hice bien, pero el portero todavía mejor. Le aguanté hasta el final, como si fuera un penalti, y antes de golpear le cambié la dirección, pero era muy rápido bajo los palos y me lo adivinó.

El domingo en La Pobla sólo vale ganar para no perder la cuarta plaza. ¿Sienten más presión de lo habitual?

La verdad es que no porque llevamos así toda la segunda vuelta, o por lo menos desde que yo llegué. Es otra final, pero aquí hay que ganar siempre.

De los cinco partidos que le quedan al Hércules, tres son en campos de césped artificial. ¿Es un problema añadido?

Pues sí, nos benefician los campos de grandes dimensiones y césped natural, pero es lo que hay. Yo he jugado tres partidos con el Hércules en césped artificial y no he perdido ninguno. Tenemos que ir a ganar el domingo y da igual la superficie.

Usted se ha encontrado esta temporada con el césped sintético. ¿Tanto condiciona?

Es totalmente diferente a un campo de césped natural, no tiene nada que ver, ni aunque sea de última generación. El balón va casi siempre por arriba, hay menos espacios, tienes al rival siempre encima... Y si la superficie ya es mala, el juego se limita a despejes continuos.

La campaña pasada fichó por el Huesca en enero y ascendió. ¿Ve similitudes con el Hércules?

Sí, bastantes, sobre todo por las urgencias. La situación económica del Huesca también era muy delicada y necesitaban subir. La diferencia es que allí fuimos líderes toda la segunda vuelta y teníamos margen de error. Aquí no podemos permitirnos ningún tropiezo.

¿Cree que este grupo es el más complicado?

No, son todos parecidos. El año pasado decían que el más flojo era el del Huesca y al final subieron dos equipos.

Su compañero Chechu Flores estimó que habrá que sumar 10 o 12 puntos de los 15 que quedan para jugar la promoción. ¿Suscribe esas cuentas?

Sí. Llevamos cuatro partidos ganados y un empate y estamos en la misma situación. Los de arriba no fallan y no creo que lo vayan a hacer estas cinco últimas jornadas.

La nota exótica de su trayectorio es su paso por el Jorge Wilstermann de Bolivia. ¿Por qué probó suerte allí?

Yo estaba en el Eibar, en Segunda B, y me ofrecieron bastante dinero por ir a jugar allí. En Segunda B los sueldos dan para vivir, no para ahorrar, y pensé que era una buena oportunidad. Me fui en abril y el Eibar subió a Segunda después, la verdad es que me arrepentí un poco.

Las gradas del Rico Pérez van tomando color poco a poco...

El ambiente del domingo fue una gozada (7.000 espectadores), ojalá vengan más cada semana porque nos ayudan mucho y en promoción pueden ser decisivos. Ojalá puda ver lleno el Rico Pérez en el partido decisivo del ascenso.

¿Qué sueño le queda por cumplir como futbolista?

Más que sueño, mi objetivo es el ascenso, para eso vine aquí. Jugar la promoción la podía haber jugado en otros equipos cerca de casa, como el Tudelano, que me quería.

¿Qué le gustaría hacer cuando cuelgue las botas? ¿Volverá a su pueblo?

Seguro que sí, en Sádaba tengo mis amigos y mi familia. Me gusta mucho la vida tranquila, la naturaleza, los animales y montaré una ganadería con un amigo. Quiero que el proyecto empiece ya y cuando me retire, dentro de tres o cuatro años, el negocio esté ya rodado.

Helena Aguado Andreu