No hizo falta tener todos los cañones a punto frente a la muralla de Xátiva. Con el plan B, al Hércules le sobró para salir airoso de La Murta, un campo sin trincheras suficientes para espantar a la escuadra alicantina, maltratada por las bajas. Así que Chechu no tuvo que atarse las botas, ni Javi Flores sufrir desde la grada, ni Rafita morderse las uñas, ni Nieto lamentar su inactividad: todo quedó resuelto sin mayores contratiempos, tirando del fondo de armario, lo que no deja de ser una buena noticia.

El Hércules de estos días gusta y se gusta. Incluso innovando con detalles hasta ahora desconocidos, como la decisión de colocar a Rojas como lateral diestro. A estas alturas, en el ropero herculano hay prendas suficientes para no tener que sufrir en desplazamientos como Xátiva, por donde el Olimpic se afana para no perder la categoría. A los setabenses, sin embargo, no les da el motor para acelerar por delante de jugadores como Alex Muñoz. El alicantino, que regresaba al equipo, dio una lección de jerarquía defensiva para amurallar la zona por delante de Chema. El Olimpic, que se esmeró durante la primera media hora y corrió hasta gastar todo el depósito en ese espacio de tiempo, agachó la cabeza al notar la primera herida, con un toque preciso de Gallar al recoger un balón suelto que botaba mareado por el área sin que nadie acertara a meter la bota (0-1, m.32).

Hasta ese instante, el conjunto valenciano lo intentó. Quiso y consiguió tener la pelota en la parcela enemiga, pero no dio con la tecla para colarse ante Chema.

Al Hércules le costó encontrar el cuero. Gallar se perdió entre posturas y quiebros en alguna acción de peligro antes de anotar el primer gol, pero a partir de la diana todo comenzó a caminar rodado. Entre Yeray y Espinosa barrieron la zona centro y Gato se reencontró a sí mismo a base de fe y sacrificio. El Olimpic abdicó tras derramar toda la gasolina en la primera media hora y ver que quien aceleraba de verdad era el que tenía en el carril de al lado.

Encapsulado el rival, en la segunda parte el toque de gracia debió llegar al cuarto de hora. En ese minuto 61, una buena acción de Gato, que robó la pelota en el centro del campo y se plantó en la corona del área ante el portero, debió acabar con el compromiso de un plumazo. Sin embargo, el benidormense decidió ceder a Mainz para que empujara con claridad a la red, cosa que hizo, y el juez de línea decretó fuera de juego. El gol debió subir al marcador, dado que Mainz no estaba mal situado, pero el línea opinó otra cosa.

Así que hubo que esperar para dar carpetazo a un encuentro que, por otro lado, se mantenía tranquilo y decantado hacia el lado alicantino.

El tanto que certificó el duelo llegó a los 70 minutos. Una buena arrancada de Espinosa desde el centro del campo sirvió para colar un balón en óptimas condiciones hacia un pasillo marcado por Mainz antes de pisar el área. El aragonés dribló al portero y disparó a puerta vacía, pero el cuero fue repelido por el poste. Afortunadamente, la pelota salió hacia la derecha, por donde apareció Álvaro, que seguía la jugada por el carril del '8', para anotar a placer (0-2).

La tarde dejó pistas. Por ejemplo, la buena conexión revestida con trabajo de Mainz y Gato, dos futbolistas que no bajan el pistón hasta el final. Y que Álex vuelve a ser el que era en un momento clave de la temporada.

Gallar es un episodio a destacar. Goleador consumado, alterna vigor con indecisiones. Tiene mucha movilidad y eleva el ritmo con el balón en los pies. Pero sobre todo, devuelve con goles los minutos que disfruta. Buenas noticias, en general para el Hércules, aunque relativizadas por su flaco rival, que se quedó sin fuelle media hora después del comienzo.

No fue una obra redonda, pero el Hércules transmite una buena sensación de poderío. Es contundente tras el aterrizaje de Mainz y ante su espejo los rivales se empequeñecen.

Le ocurrió al Olimpic, que acabó manso, atrincherado, colgando balones a larga distancia como única arma para inquietar a Chema. Desprovisto de sus mejores diseñadores, al Hércules le bastó con aplicarse bien atrás y lanzarse con aplomo hacia adelante aunque fuera a cuentagotas.

Notable en todas sus líneas, el bloque de Mir se manejó a su antojo, gobernó los tiempos con suficiencia. Y acabó noqueando sin apuros a un enemigo que no llega a su altura y que nunca le inquietó con fuerza.

Con el nuevo triunfo, el Hércules se queda a un paso de la segunda plaza. El partido del domingo ante el Cornellà aclarará muchas cosas. Un auténtico duelo en la cumbre.