Con el Hércules temblando tras encajar un gol a los seis minutos y librarse de otro segundos después, tuvo que ser Javi Flores, ese futbolista con duende que apareció en el mercado de invierno, quien rescatara al equipo alicantino cuando emitía señales muy negativas. Dos acciones en las que intervino el cordobés voltearon el marcador que había empinado muy pronto el Sabadell, en un partido plagado de dudas defensivas y poca contundencia. Una certera presión sobre un defensor rival y una acción de habilidad para propiciar un penalti contrarrestaron en poco más de un cuarto de hora el gol arlequinado, diana (0-1, minuto 6) que sembró de pánico el Rico Pérez a las primeras de cambio.

Entre Javi Flores y Peña se elevó el listón de un Hércules que entró sin la convicción necesaria en un combate que necesitaba ganar como fuera. El lateral, que llegó a perder un diente, aportó personalidad, brío y galones para frenar a un enemigo que estuvo demasiado en contacto con el balón en el Rico Pérez. Por eso sufrió más de la cuenta el equipo de Vicente Mir, con lagunas en el centro del campo durante el primer acto, de cabeza ante las continuas diagonales del oponente catalán, cuya falta de pegada acabó por condenarle.

La historia comenzó a enderezarse gracias a un regalo. Javi Flores puso nervioso con la presión a un defensa catalán, y este acabó ofreciendo en bandeja el cuero a Mainz para que estrenara su cuenta en el Hércules. (1-1, minuto 11).

El obsequio espabiló al grupo alicantino, hasta entonces de espaldas al envite. Aupado por los Flores (Chechu y Javi) y protegido por Peña, el Hércules despertó lo suficiente para avanzar unos cuantos metros y asomarse al área catalana. Fruto de ello nació otra acción determinante de las botas del '10' cordobés, que ató el balón al pie para crear un recorte invitando a la inoportuna zancadilla del defensor arlequinado. Penalti claro. La pena máxima fue ejecutada por Chechu Flores calcando el disparo que ya diseñó en Reus, conocido como 'El penalti de las doce en punto': zona que indican las manecillas del reloj para ubicar por donde aloja el cuero el jienense en esa suerte suprema. Ahí arriba, junto al larguero, en el centro de la portería, elevó el esférico que entró como un obús y significó el 2-1 (minuto 18).

El tanto alivió el panorama, pero no cerró el partido. El Hércules ganó alegría atacante, sobre todo por la izquierda, donde Chechu y Peña metieron en problemas al Sabadell. Por ahí Javi Flores pudo maltratar más al enemigo con un disparo que rozó el poste.

En todo caso, ni Rafita ni Atienza estuvieron a su nivel habitual, lo que dejó al Hércules desprovisto de su solidez defensiva. Frente a ello, Peña tuvo que multiplicarse. Antes de que concluyera la primera parte, el extremeño recorrió medio estadio para cruzarse con tino y desbaratar un contragolpe que amenazaba con el empate. Fuerte como un roble, listo como pocos, sacrificado como el que más, Peña ofrece lecciones partido tras partido. Es un miembro de lujo de esta Segunda B.

Tras la reanudación, Mir dejó en la caseta al lesionado Chechu y dio entrada a Yeray. La presencia del canario reforzó el músculo en el centro del campo. Con él en la medular, Espinosa, más arropado, creció varios palmos. El Sabadell se fue hacia arriba y tuvo su mejor ocasión en una falta colgada al área con remate final que Chema sacó con el pie.

Sin tener el dominio, el Hércules gozó de las mejores ocasiones en el segundo acto. El Sabadell, decidido a apretar arriba, descuidó su espalda y por ahí pudo encontrar la puntilla.

Otra gran ocasión apareció por los zapatos de Javi Flores, que apostó por un recorte innecesario en el área tras descartar una inmejorable posición de tiro que invitaba de lleno al 3-1.

Apretado el marcador, tenso el espectador, Mir ofreció fuelle al equipo con la entrada de Álvaro y Gallar. A esas alturas, Espinosa y Yeray ganaban la partida a un enemigo que ya acusaba el esfuerzo. Ante la palidez catalana, Alex Gallar extrajo de su manual una acción de vértigo, con una carrera de 50 metros con el balón a las órdenes de su zurda hasta llegar a la frontal para hacer lo más atrevido: sacar la cuchara y trazar una vaselina que Craviotto desvió con las yemas de los dedos.

Corría ya el tiempo añadido, prolongación que también otorgó a Nieto la oportunidad de festejo. Poderoso en la carrera, Nieto recibió una pelota por la derecha que estrelló en las manos del afortunado portero catalán. Sin merecerlo, Craviotto pudo encajar un par de goles en la recta final.

El triunfo aloja al Hércules en la zona de promoción. El salto era más que necesario.