Dos acciones a balón parado que contaron con la inestimable ayuda del viento tumbaron al Hércules y dieron alas a un buen Barcelona B, un equipo rehecho, compacto y bien armado que se une a la pelea por el ascenso. El Hércules se quedó corto ante el filial azulgrana, mortificado por dos picaduras en el primer acto y por su falta de convicción en los metros finales, cuando acorraló al enemigo tras jugar casi todo el segundo acto con superioridad numérica.

No se puede hablar de un Hércules tibio, entregado, dado que el bloque de Mir nunca perdió la cara al partido. Pero le faltó pegada, mejor resolución en los últimos metros para enderezar lo que el rival y los elementos doblaron a las primeras de cambio.

El primer golpe llegó con una falta directa que entró como un disparo de cañón. El castigo en la corona del área convirtió la acción en una ejecución que, además de contar con un excelente golpeo de Perea, obtuvo aceleración añadida. Chema solo pudo mirarla. 0-1, m.20.

El duelo caminaba equilibrado, pero el Hércules se mostró excesivamente liviano en los metros finales. Le falta picante frente a la portería rival.

Los alicantinos salieron airosos de una falta indirecta desde el punto de penalti tras un error involuntario de Chema, pero volvieron a sufrir un duro castigo en un saque de esquina que se envenenó con el viento hasta el punto de tocar dos cuerpos, el último de Nieto, para acabar alojado en propia meta (0-2, m.39).

El equipo blanquiazul respondió con una buena acción de Javi Flores, que se revolvió en el área para buscar el segundo palo, pero encontró la mano salvadora de Ortolá.

El Barça B llegaba al descanso con el choque encauzado a base de ejercer con orden en el centro del campo y tras extraer petróleo de un par de acciones a balón parado.

En la reanudación, el equipo de Vicente Mir se encontró de pronto con un jugador más. A los diez minutos, Rodri veía la segunda cartulina amarilla, lo que daba pie a pensar en la remontada. Justo en la acción siguiente, un balón colgado al área fue rematado por Mainz casi en boca de gol, pero el cuero no buscó la esquina, sino el centro de la portería, y allí encontró a Ortolá.

Mir movió el banquillo con discutible gusto. A pesar de tener en el césped un hombre más, mantuvo la línea de cuatro atrás, y optó por sacar del campo a Javi Flores y a Yeray. La salida del primero dolió especialmente. También abona el terreno de la crítica la tardanza en contar con Álvaro (salió en el minuto 80) para dotar de más color el ataque local ante esa desventaja de dos goles.

En todo caso, el Hércules tiró hacia arriba, quiso domesticar a su enemigo, y aunque vivió siempre en la parcela de su oponente en el segundo periodo, no se prodigó en el disparo a puerta.

Debido a su ventaja en el marcador y su inferioridad sobre el césped, el filial metió el culo atrás para solventar problemas juntando elementos en torno a su portero. Y así se sintió aliviado, reconfortado por un equipo sin balas en el área chica.

A excepción de ese remate de cabeza de Mainz, Ortolá siempre estuvo bien arropado por delante para que nadie le hiciera algún rasguño. El grupo de Vicente Mir llevó la iniciativa, pero le faltó grandeza para sellar el envite a su favor. Lo intentó, quiso, pero no pudo. Gobernó el juego, pero sin tino para colar alguna asistencia letal. Los laterales catalanes taparon bien a los extremos y el mediocentro alicantino no encontró pasillos para filtrar. Todo quedó en insistencia, vocación atacante y desgaste. Pero faltó pegada.

Ni Gato ni Gallar encontraron huecos para colarse en el área, ni tampoco Mainz topó con más pelotas para resolver desde cerca los balones que acababan colgados a la zona caliente. Hubo centros, pero nunca remate. Daba la impresión de que podían jugar hasta pasado mañana y allí no iba a suceder nada más.

Poco a poco apretaron a los catalanes con mayor firmeza, pero todo se diluía en los metros finales.

Gallar y Álvaro intentaron resolver con dos disparos con rosca un par de acciones en buena posición de tiro, pero ambos acabaron por las nubes.

El filial que dirige Gerard ya había abandonado para entonces cualquier iniciativa que le llevara cerca de Chema. Su misión se centró en armarse detrás, sellar las líneas y mantener la virginidad de su arco, objetivo que logró a base de destreza. Su quinta victoria consecutiva, le coloca en la parte alta, tras haber ocupado puestos de descenso hasta hace poco. Otro rival para tener en cuenta en este tramo final que se vislumbra eléctrico.