Ni el más fanático herculano hubiera apostado un euro por lo sucedido ayer en el estadio municipal de Reus. Ni en el peor de sus sueños, el conjunto catalán, segundo clasificado en la Liga y uno de los equipos de la categoría que menos goles encaja, hubiera intuido una zurra semejante. Sin embargo, el Hércules hizo méritos para consumar tal destrozo apoyado en una cohesionada labor coral, aderezada con un salto de calidad técnica que aporta un recién llegado: Javi Flores.Javi Flores

Guiado por el cordobés en la zona caliente y cimentado por una línea de cuatro que no cometió errores, el equipo de Mir pasó por encima del Reus, al que acabó apalizando con saña en la recta final tras maniatarle dejándolo inactivo durante todo el encuentro.

Bastó nadar con mayor intensidad durante los primeros diez minutos, abrir la lata con una acción elaborada que firmó Miñano (m.9) tras dos sutiles toques de Nieto y Mainz, y construir un muro para apagar cualquier intento local. Con todo eso, el Reus se fue deshilachando, incapaz de acabar nada. La calidad de Javi Flores hizo el resto para apuntillar un triunfo que siempre anduvo más cerca del visitante.

Con un asalto inicial intenso de de un cuarto de hora, el Hércules sentó las bases de un encuentro con cierto desahogo, presidido por un viento molesto. Salió con la directa, atropelló durante quince minutos al Reus, anotó la primera diana y el partido se encauzó por renglones claros y bien definidos.

El equipo catalán despertó al verse por debajo en el marcador sin haber olido la pelota. Quiso tirar hacia arriba, pero nunca llegó con claridad. Su opción en la primera parte se limitó a la reivindicación de un penalti ingenuo de Espinosa que el árbitro no apreció como tal. Fue, sin embargo, el Hércules quien, sin morder demasiado más en el primer acto, tuvo otra buena ocasión con un disparo de Javi Flores que Edgar despejó con apuros.

Bien acurrucado en torno a Chema y sin necesidad de combatir en otras zonas, el equipo alicantino se dio un paseo hasta el descanso, sin que su enemigo le amenazara siquiera con un rasguño.

Con el marcador a favor y el Reus extraviado más allá de la línea de tres cuartos, el Hércules calculó a la perfección el gas que le quedaba en el depósito. Así, en la segunda parte, siguió con las líneas prietas, envió a sus dos mediocentros -Yeray y Espinosa- a currar a destajo y dobló la espalda a su oponente, desesperado al no tener llegada.

Natxo González, técnico tarraconense, acabó por sacar del campo al exherculano Fernando, impotente ante Atienza y Rojas, dos pilares infranqueables. Introdujo a Edgar, su máximo goleador que ayer sentó en el banquillo, pero tampoco le sirvió de nada ante las torres herculanas.

El partido quedó finiquitado cuando Javi Flores se asomó de nuevo a la partida y puso el ritmo y la destreza adecuados para enterrar la contienda. El cordobés pidió la pelota para diseñar una acción de habilidad conduciendo el cuero por encima de la tiza de la banda izquierda hasta el área rival sin que nadie acertara a impedírselo. Una vez allí puso una bandeja impecable para que Gallar, con tiempo a acomodar cuerpo y zurda, enviara plácidamente a la red. 0-2, m.79.

Todo arreglado. El Reus cayó rendido, finiquitado. Con Gallar -sustituto de Nieto en la segunda parte- de escolta de Flores; Alvaro, en la orilla derecha y el cordobés a su aire, el Hércules acabó mostrando una sensación de superioridad como pocas veces esta temporada. Se sintió dueño de la pelota y, por tanto, capaz de redondear un partido con autoridad.

Una jugada del Reus-Hércules. Foto: LOF

La entrada de Álvaro sirvió para construir el tercero tras una acción por la derecha que acabó en penalti claro de Olmo sobre Gallar. El defensor local vio la roja y, acto seguido, Chechu Flores enseñó sus dotes como lanzador desde los once metros. 0-3 (m.80),

La goleada desató la tormenta en Reus, al que le han aparecido muchas dudas en esta parte del campeonato. El triunfo alicantino abre la batalla por la segunda plaza en una guerra en la parte alta que apunta a ser librada con el cuchillo entre los dientes. Natxo González acabó encarándose a una parte de la grada, que no ocultó su impotencia y desagrado al ver al Reus incapaz de llegar cerca de Chema.

El Hércules, ahora, presenta otra cara. Esas dudas ya las vivió el año pasado con la visita del Nàstic, que salió del Rico Pérez con un 0-3 y un terreno abonado para poca cosecha herculana. A los alicantinos les costó reponerse de aquello. Hoy puede que le ocurra a un vecino al que parece en condiciones de alcanzar.