Ocho minutos duró la rueda de prensa de despedida de Manolo Herrero y en esos casi 500 segundos no salió de su boca ni un sólo reproche hacia los dirigentes del Hércules por haberle destituido con el equipo en posiciones de promoción de ascenso. Sólo levantó tímidamente la voz para responder a las críticas vertidas por Juan Carlos Ramírez la noche anterior en las que acusaba al conjunto blanquiazul de poca intensidad. «No conozco ningún equipo, ni lo conoceré nunca, que esté 15 partidos sin perder y juegue sin tensión, eso es imposible. Nos han faltado más cosas, sobre todo acierto en el área rival, pero no intensidad», señaló.

El preparador de Andújar, afincado en Jaén, se mostró sereno en su adiós y al borde de la emoción al relatar las palabras que le tributó el capitán Paco Peña en el vestuario. «Sus palabras han sido bonitas, pero no las voy a hacer públicas, que las haga él si quiere. Sólo puedo decir que me he sentido valorado y respetado por ese vestuario. Me he ganado a muchos jugadores de este equipo, mi mensaje les llegó y eso para mí es muy importante. Me voy de aquí siendo mejor entrenador pese a no haber conseguido el objetivo. No me arrepiento para nada de haber fichado el año pasado y haber renovado, le deseo lo mejor al Hércules», declaró Herrero antes de viajar de vuelta a casa.

El jiennense admitió su «tristeza» por dejar el banquillo, pero dejó claro que se va «con la conciencia tranquila». «He dado todo, no me reprocho nada, ni tampoco a los jugadores, pero aquí hay demasiado nerviosismo y eso al final pasa factura», concluyó.