Fausto Saura, conocido como el herculano del paraguas, falleció la pasada madrugada a la edad de 75 años, días después de sufrir un infarto cerebral.

Incondicional aficionado del Hércules, Fausto se dejaba notar antes, durante y después de los partidos del club alicantino con su inseparable paraguas blanco y azul, al repetitivo grito de "¡Hércules, Hércules, Hércules!" para contagiar a la grada. Sus emotivas lágrimas tanto en las decepciones como en los momentos de celebración acabaron convirtiéndose en una estampa clásica entre el herculanismo, donde se convirtió en una figura popular.

Alicantino de nacimiento, Fausto trabajó como botones en el hotel Carlton antes de formar parte de la legión de emigrantes que tuvo que salir del país en los años cincuenta. Su destino fue Suiza, donde siguió vinculado al sector hotelero. A su regreso prestó servicios en la empresa alicantina Auriga y, posteriormente y hasta su jubilación, como conserje del Real Club de Regatas de Alicante.

Su pasión por el Hércules apareció siendo un niño. De hecho, llegó a ser recogepelotas del club alicantino protagonizando una anécdota que tuvo eco nacional. En diciembre de 1954, durante un partido entre el Hércules y el Barcelona en La Viña, Fausto,, entonces con 13 años, "colaboró" en el triunfo herculano ejerciendo su función de recogepelotas enfureciendo a Ramallets, legendario portero que se desesperó ante aquel chaval que salía huyendo con el balón que se negaba a devolver al guardameta para perder tiempo y hacer valer esa mínima ventaja que cobró el Hércules en el marcador con el solitario gol de Xirau.

El funeral tendrá lugar mañana a las 11.15 horas en el tanatorio la Siempreviva.