Aquel interior de excelentes maneras y cara de niño, que la policía de Tetuán no permitía entrar en el terreno de juego en los prolegómenos de un partido ante el Hércules a finales de 1953 al confundirlo con un jovenzuelo caza-autógrafos, acabó grabando su nombre en una etapa gloriosa del Sevilla como miembro de la 'delantera de cristal', quinteto atacante que elevó el cartel del club hispalense tanto en la Liga española como en Europa.

Antonio Ivorra Ivorra, nacido en Alicante el 29 de agosto de 1933 y bautizado futbolísticamente como 'Antoniet', completó una trayectoria brillante durante su tránsito de 16 años por el fútbol profesional (9 en Primera División), adornada con dos partidos internacionales con España B y rubricada con un destacado papel en competición europea con el Sevilla, club con el que ostentó el cartel de máximo goleador en torneo continental.

Antoniet destacó de joven como promesa del fútbol alicantino. Su clase le llevó a temprana edad al Hércules tras lucir en equipos de la ciudad (Campoamor, Vesubio, San Gabriel y Alicante). Su madera de futbolista le abrió la puerta del club herculano en Segunda de la mano de Amadeo Sánchez, el técnico que conduciría al Hércules a Primera División en la campaña 53-54.

Cedido por el Alicante, Antoniet debutó como blanquiazul en Las Palmas con 20 años, participó en cinco encuentros y anotó tres goles (dos ante el España Tánger y uno ante el Lleida). No disputó el partido que dio el ascenso en Bardin ante el Osasuna, pero sí fue titular en el que tuvo lugar una semana antes, perteneciente a la promoción, que acabó con triunfo en Jaén (0-1).

Su aterrizaje aquel año a tan temprana edad le valió para ser incluido en la memoria de los aficionados como miembro del equipo histórico que consiguió el ascenso en Bardin con Durán, Pina, Roth, Marsal y Armengol, entre otros.

Asuntos de índole federativo le devolvieron al Alicante como amateur, pero esa nueva etapa como celeste duró poco dado que el Jaén, que había tomado nota del encuentro de promoción, apostó por su fichaje para completar su proyecto de ascenso a Primera, meta que logró en 1956.

Su trayectoria en Jaén no pasó desapercibida para los ojeadores del Sevilla, lugar donde Antoniet firmaría los mejores años de su carrera. El alicantino debutó con el cuadro hispalense en un partido de Copa de Europa ante el Benfica, anotando el segundo de los tres goles que los sevillanos endosaron a los lusos en Nervión.

Fue en la siguiente eliminatoria, ante el Aarhus danés, cuando Antoniet quedó aupado como ídolo sevillista al completar un excelente encuentro y marcar dos de los cuatro tantos de aquel choque europeo en el que también intervino Arsenio Iglesias, años después entrenador herculano.

El inicio de su etapa en Sevilla fue excelente, pero lo mejor estaba por llegar. En la campaña 58-59, la tercera de las seis como sevillista, anotó 15 goles en 20 partidos de Liga y, acto seguido, quedó inmortalizado en la denominada 'delantera de cristal' (Agüero, Diéguez, Antoniet, Pereda y Szalay), apelativo ajustado a «la finura, brillo y delicadeza» del fútbol de sus componentes.

Antoniet abandonó Sevilla para recalar en el Granada, donde estuvo dos años en Segunda. Y regresaría a Primera de la mano del Hércules, con el que ascendió de nuevo en 1966 a las órdenes de Luis Belló y junto a futbolistas de la talla de Arana, Ramón y José Juan. En 1968 colgó las botas como jugador del Calvo Sotelo.

Antonio Ivorra falleció ayer en Alicante a los 82 años. Su funeral se ha celebrado esta mañana en la catedral de San Nicolás.