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Portillo, la patata caliente de Navidad

La apertura del mercado invernal y las bajas a designar para reforzar al Hércules colocan al madrileño en el centro del debate y la polémica

Portillo, la patata caliente de Navidad

Con el mercado invernal a la vuelta de la esquina, la planificación del Hércules centra tanto la atención sobre las caras nuevas que acabarán llegando como sobre los que entonarán la despedida. A estas alturas, nadie duda de que Carlos Indiano, un futbolista que no entra en los planes del técnico Manolo Herrero, es el primer señalado para cambiar de aires una vez quede abierto el mercado de enero. Esa plaza, si todo sigue por su curso normal, está reservada para David González, el futbolista canario que ya maneja una oferta del club y que ha solicitado una mejora en el primer borrador del contrato para viajar a Alicante de manera inmediata. La otra demarcación a reforzar es la delantera. Ante ello, a no ser que se elija a un ariete sub-23 -plaza que no obliga a dar una baja a un futbolista profesional- el cuerpo técnico se verá obligado a señalar una de las 16 fichas ocupadas por jugadores mayores de 23 años. Y en ese renglón, uno de los nombres que aparece en rojo es el de Javier Portillo.

La condición de yerno de Enrique Ortiz y el mercado de invierno a la vuelta de la esquina vuelven a colocar a Portillo delante del foco, como epicentro del mismo debate que levantó llamas hace tres años, tras su regreso al Hércules como pareja de la hija del empresario que controla el club alicantino. En aquella ocasión, el reingreso en las filas herculanas provocó un cisma y la ruptura del proyecto liderado por Sergio Fernández.

Coincidiendo con ese cambio, el Hércules entró en una línea descendente que le llevó el primer año a batallar por la permanencia, y una campaña más tarde lo alojó en el pozo de Segunda División B.

Durante ese periplo, la figura de Portillo ha ido colocándose cada vez más en el centro de la diana de las iras del aficionado del Rico Pérez, un lugar donde sus apariciones quedan envueltas por ambiente hostil.

Con todo, lejos de apaciguar con goles el divorcio que mantiene con la grada, el madrileño atraviesa sus horas más bajas en el plano deportivo. Para recordar su último gol hay que remontarse a la campaña anterior, etapa en la que tampoco destacó especialmente. En la actual ha estado más tiempo fuera del césped que dentro de él. Incluso ha quedado fuera de varias convocatorias.

Con esos números, resulta lógico pensar que puede ser el señalado para abandonar la disciplina del club alicantino en enero, del mismo modo que, por otro el otro extremo, no se puede quitar razón a quien intuye como improbable que finalmente sea el elegido para salir debido a la influencia que le otorga el vínculo familiar que le une con Ortiz.

El protagonista, mientras tanto, no se define. En círculos cercanos a la entidad herculana se ha llegado a comentar que la intención es colgar las botas en junio (incluso el mismo Portillo lo ha dejado caer en alguna ocasión), pero por ahora nadie ha barajado colocar diciembre como fin de carrera.

Semanas atrás, Emilio Butragueño contactó con Portillo para incluirle en el grupo de exjugadores que el Real Madrid pretende potenciar en un futuro cercano para colocar en un organigrama que trabaje para el fútbol base del club blanco, pero tampoco ha trascendido nada sobre su decisión al respecto.

Lo que sí amenaza con convertirse de nuevo en una patata caliente para directiva y cuerpo técnico herculano es su continuidad más allá de final de año. Sus números no le avalan y el divorcio con la afición aconseja, sin ningún género de duda, acabar con esta etapaSus números no le avalan . Con esos 'avales', empeñarse y forzar su continuidad se antoja tan contraproducente como perjudicial.

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