La salida de Pacheta y la llegada de Manolo Herrero al banquillo del Hércules hace casi un año fue una bendición para el alicantino José Luis Miñano. El centrocampista tenía muchas papeletas para abandonar la plantilla en el mercado de enero pero el fichaje del técnico jiennense dio un giro de 180 grados a su situación. De hecho, sorprendió al afirmar en una rueda de prensa que Miñano era «el jugador con más criterio» de aquella plantilla. En el presente ejercicio ha adquirido galones y ha participado en once de los doce encuentros. Ha sido titular en las siete últimas jornadas, coincidiendo con la racha del Hércules sin perder, y marcó un gol de bandera ante el Huracán, el primero en el Rico Pérez.

«Al principio del año pasado, cada partido era como una final para mí, ahora es diferente, tengo la confianza del entrenador y eso lo cambia todo», explicaba ayer Miñano. «Es evidente que me encuentro muy a gusto en el equipo, en el vestuario. Cada vez estoy mejor y, lo más importante, el equipo también. Necesitábamos una racha como la actual. Llevamos siete partidos sin perder y nos hace ilusión prolongarla y ver hasta dónde somos capaces de llegar», afirmaba ayer el alicantino minutos antes de acudir al Rico Pérez para presenciar el entrenamiento de la selección española.

El vestuario blanquiazul ha permanecido toda esta semana al margen de la frenética actividad en torno al estadio con motivo del España-Inglaterra de hoy. Los jugadores han trabajado en Fontcalent y no pisarán el Rico Pérez hasta mañana, donde el domingo reciben al modesto Olímpic de Xàtiva. Miñano recela del conjunto valenciano, que ocupa puestos de descenso: «Por supuesto que no será fácil. Es más complicado jugar contra un rival que se encierra que con otro que sale de tú a tú. Tenemos asumido que habrá que tener paciencia como la tuvimos contra el Huracán. Ojalá abramos pronto el melón y después podamos disfrutar y hacer que nuestra gente lo pase bien y se vaya contenta del campo».

Miñano ha participado en once de los doce partidos y sólo se quedó en el banquillo en la Nova Creu Alta de Sabadell, donde curiosamente vio la amarilla por protestar.

La confianza de Herrero también le anima a mirar la portería rival y ante el Huracán marcó un gol de bandera que dedicó a su padre: «Por fin marqué en el Rico Pérez, tenía muchas ganas, pero no me quité ningún peso de encima ni nada parecido porque no soy delantero. Lo importante es que ayudó al equipo a ganar y ojalá sigamos con esta dinámica», concluyó el alicantino.