El gol adquiere su máximo esplendor cuando sirve para sumar los tres puntos. Encuadrados en esa casilla están las dianas de Gato. El delantero herculano suma cuatro: Una ante el Levante B (1-0); dos frente al Badalona (2-0) y la última de frente al Sabadell (1-2). Todas ellas han servido para sumar nueve de los doce puntos que el Hércules exhibe hoy en su cuenta. Efectividad reluciente la del nuevo '9' de Manolo Herrero, un futbolista que agrieta las defensas rivales a base de insistencia y olfato. Por ahí va a quedar cerrado el debate del ariete en este Hércules que despierta con los goles de Gato y la espléndida lucidez defensiva liderada por Pichu Atienza, un central a la antigua usanza que disfruta en el noble ejercicio de no complicarse la existencia aplicando las más elementales normas de rigor profesional, buen posicionamiento y disciplina táctica, elementos indispensables en un defensa destacado. Y así, con Gato arriba y Atienza por detrás, el Hércules amarró los cabos para asaltar el fortín de la Nova Creu Alta, un campo que acabó rendido ante un rival bien armado para defender el terreno ganado.

No fue un partido brillante, pero sí trabajado, salpicado con detalles que justifican la entrada. El primero de ellos lo firmó Nieto con un majestuoso gol, una diana de calidad que brindó la generosidad de Craviotto, un guardameta especializado en pifiar ante el Hércules. El hoy portero del Sabadell, que el año pasado se metió un gol él solito defendiendo la portería del Hospitalet en el partido ante los alicantinos al dejar pasar por debajo de su bota una dócil cesión de un compañero, ayer la volvió a liar. En esta ocasión decidió salir alocadamente a por un balón al que bajo ningún concepto podía llegar. Dejó su portería desguarnecida en su alocada salida fuera del área en el intento de desbaratar una asistencia de Espinosa a Nieto que, tras ver cómo el portero había perdido el juicio, ensayó una magistral vaselina desde 35 metros que se coló entre aplausos en el portal catalán (0-1, m.45).

Fue el acento diferenciador que puso fin a una primera parte igualada, en la que el Hércules ya pudo adelantarse merced a una buena acción a los cuatro minutos con una asistencia de Nieto sobre Gallar. El extremo herculano remató a bocajarro a escasos metros de la línea de gol y se encontró con el cuerpo de Craviotto, a quien la casualidad de estar en ese metro cuadrado le salvó de quedar batido a las primeras de cambio.

Del primer acto, excepción del gol, poca cosa más hubo para destacar.

La segunda parte aportó más detalles. En primer lugar, la reacción del Sabadell. Si el bloque catalán se vio perjudicado al recibir la primera herida en el añadido del primer acto, ahora encontraba la venda nada más reanudarse la batalla. Un ataque mal definido por el Hércules, que perdió el balón con los defensas en la área catalana, sirvió para montar un contragolpe veloz conducido por Marc Fernández. El delantero arlequinado entró en combustión al topar con una pelota que no alcanzó a cortar Connor, quien recuperaba su posición en ese instante. Marc avanzó hasta el área y cruzó lejos del alcance de Chema (1.1, m.46).

El partido quedó tocado por un barniz peligroso. El Sabadell igualaba el encuentro a las primeras de cambio, sin embargo el Hércules reaccionó bien. Protegido por el trabajo a destajo del mediocentro (en esta ocasión Espinosa levantó más la cabeza para repartir balones), el grupo alicantino no renunció al triunfo. Así llegó una falta que generó el primer gol de estrategia de la temporada. La acción, botada por Gallar al segundo palo, encontró la cabeza del espigado Yeray para servir una sutil bandeja al centro que Gato empujó a la red. (1-2, m.51). Otra vez el benidormense se colaba por el atajo oportuno para llenar de confeti el área de la felicidad.

De nuevo arriba en el marcador, el Hércules apretó filas. Frente a ello, el Sabadell inició la ofensiva con cierto desorden, a base de empujones siempre frenados por el escudo de Atienza, la anticipación de Alex o la velocidad de Peña. Nada que hacer. Únicamente en los instantes finales, con el tiempo casi cumplido, un centro con rosca al área que acabó dibujando un remate en plancha de Agustín pudo alterar el rumbo. Fue la otra gran acción del Sabadell, que, por su poco tino, firmó su defunción.

El Hércules vuelve a orientarse por el camino correcto.