Empezó lamentado la falta de acierto de su equipo en las dos áreas y el excesivo castigo que recibió el Hércules contra el Villarreal B (0-4). Pero la comparencia de Manolo Herrero tras el partido contra el segundo conjunto amarillo estuvo prácticamente monopolizada por Javier Portillo. La situación que vive el ariete cada vez es más insostenible, con el público de uñas en todas sus intervenciones. A veces son pitos y en otras ocasiones gritos en su contra, cuando el público no se toma el asunto directamente a cachondeo.

«Tenemos que respetar las decisiones de la afición. Hay una animadversión grande hacia su persona y veo muy difícil que pueda darle la vuelta a esta situación. Lo que vive Portillo afecta a todo el equipo, genera un ambiente muy negativo hacia los jugadores. Los demás estamos para ayudarle y tirar hacia adelante. Está fastidiado como todos sus compañeros, lo que le pasa no es nada agradable. Es parte del fútbol y tenemos que saber llevarlo», contestó el técnico blanquiazul en la última de las muchas preguntas que le hicieron sobre el madrileño.

Herrero cree que los pitos no ayudan y también que Portillo no supone ningún problema para el Hércules. «Los pitos no ayudan aunque la gente es libre de hacer lo que considere oportuno. No soy nadie para decir lo que tienen que hacer. Esto es parte de nuestra profesión y lo tenemos que llevar de la mejor forma posible. Portillo no es el único problema que tenemos nosotros, nos falta contundencia en defensa, por ejemplo. Para mí no es un problema, ni para el club ni para sus compañeros», señaló el técnico.

Hubo un lance del partido que fue especialmente delicado. El Hércules ya había recibido dos goles del Villarreal B y el enfado de la grada con Portillo iba en aumento. Herrero decidió darle minutos a Mariano y la afición pensó que el sacrificado sería el madrileño. Cuando el entrenador retiró a Adri Cuevas del campo el malestar de los seguidores fue en aumento. El jienense justificó así su decisión: «El equipo contrario estaba encerrado y prefería usar dos delanteros para hacer gol. Nunca voy a señalar a ningún jugador». Ahora el técnico tiene que resolver una situación cada vez más complicada.