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Movimientos sin balón

El Hércules observa con inquietud y recelo algunas maniobras sospechosas para influir y favorecer al Cádiz en la eliminatoria de promoción de ascenso

Movimientos sin balón

Pocas veces como ésta se antoja aconsejable ponerse la venda antes de que se produzca la herida. Decisiones escandalosas del Comité de Competición, designaciones arbitrales que generan discusión y, por encima de todo, sospechosas llamadas telefónicas a algún jugador herculano han encendido todas las alarmas en torno al partido que enfrentará el domingo al Cádiz y al Hércules en el estadio Ramón de Carranza. Al fondo, entre bambalinas, aparece una sombra alargada: la de Quique Pina, presidente del Granada como cargo oficial y factótum del club gaditano como ocupación oficiosa (su padre figura como presidente de honor de la entidad de la Tacita de Plata).

No es la primera vez que el nombre del murciano se menta entre sospechas de movimientos oscuros ante un partido trascendente. Lo sufrió el Elche en 2011, con motivo de una eliminatoria por el ascenso a Segunda ante el Granada, que desembocó en el despido del hotel de concentración en las horas previas al choque de un jugador del equipo ilicitano, David Sánchez, al que se le señaló como objetivo para consumar un presunto intento de compra.

Similar modus operandi se ha apreciado en los últimos días en el Hércules, donde uno de sus futbolistas -actuando con absoluta honradez- ha puesto en conocimiento del club un par de llamadas sospechosas acaecidas tras conocerse el emparejamiento entre Cádiz y Hércules. Según el jugador, esos contactos mostraron interés por su actual situación contractual y en ambas ocasiones los interlocutores quedaron identificados como personas del entorno de Quique Pina.

Curiosamente, en Oviedo, anterior rival del Cádiz en la primera batalla por el ascenso directo a la Liga Adelante, también intuyeron algo similar.

Alguien advirtió a los dirigentes mexicanos del Tartiere con suficiente antelación sobre la figura, obra y milagros de Quique Pina en el fútbol español dadas las posibilidades de que Oviedo y Cádiz quedaran emparejados en la primera eliminatoria por el ascenso directo. A partir de ahí, los subalternos de Carlos Slim tomaron nota de la sorprendente e inesperada reacción del Granada en la recta final de la temporada de la Liga BBVA, en la que el club andaluz acabó sacando el cuello y asegurando la permanencia pese a estar casi muerto en el fondo de la tabla a falta de cuatro partidos para el final.

No se pasó por alto, entre otros detalles, el triunfo del Granada en Getafe (1-2), que despejó el camino hacia el objetivo merced a un penalti cometido por Naldo, un futbolista brasileño cedido al Getafe por el Udinese, club este último propiedad de Gino Pozo, el socio italiano de Quique Pina.

Tan sorprendente reacción firmada por el Granada dio pie a que la directiva asturiana accediera a dar luz verde para blindar a su equipo titular antes de esa eliminatoria frente a los cadistas, renovando los contratos de los jugadores situados en primera línea por Sergio Egea. De esa forma, por ahí nadie pudo hincar el diente, pero el club ovetense no se libró del intento de derribo con maniobras desde Madrid, donde el murciano también parece tener bien sujetas algunas redes. De hecho, a día de hoy se sigue tachando de escandalosa la decisión del Comité de Competición de retirar la tarjeta amarilla que provocó la expulsión de Garrido, un puntal del Cádiz que agredió a un jugador del Oviedo en el partido de ida y que fue expulsado por doble amonestación. En la resolución, el Juez Único explicaba que «el visionado de las imágenes no se corresponde estrictamente con la descripción de los hechos que se refleja en el acta». Sin embargo, las imágenes de la acción que propició la segunda cartulina, que se pueden ver en Youtube, no dejan lugar a la duda acerca del mérito que «desplegó» el jugador del Cádiz para irse al vestuario antes de tiempo.

Por el club asturiano barruntaron maniobras del entorno de Pina para que Competición retirara la tarjeta y permitiera jugar el partido de vuelta a Garrido, un jugador clave del conjunto cadista. En esta ocasión, se señalaba a Manolo Vizcaíno, presidente ejecutivo del Cádiz, cuyo contacto con gente próxima al Comité se remonta a su época en el Sevilla de José María del Nido.

Tan polémica decisión sirvió, no obstante, para que el Oviedo elevara el tono de voz en la Federación Española, que para el partido de vuelta en el Carranza designó como árbitro a un colegiado joven, Alberola Rojas, que a sus 23 años pasa por ser uno de los mejores árbitros de la categoría, bien situado en las quinielas para ascender en el escalafón y miembro del proyecto «Talentos», una iniciativa para formar árbitros para que se conviertan en internacionales en el futuro y que cuenta con el apoyo de la FIFA.

En Alicante, sin embargo, ha levantado revuelo y todo el recelo del mundo la designación del extremeño Carlos Sánchez Laso, un colegiado que ha dirigido en siete ocasiones al Cádiz con resultado claramente favorable para el club amarillo: Cinco victorias y dos empates. No extraña, pues, que la prensa gaditana se haya apresurado en bautizarle como «árbitro talismán».

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