Un gol de Fran dos minutos antes de que se cumpliera el tiempo reglamentario metió al Hércules en la segunda ronda de la promoción castigando al Murcia, que pagó cara su cicatería. Hubo que esperar, hubo que sufrir, pero finalmente al Hércules se le abrió el cielo en una acción a la desesperada, con Atienza ejerciendo de «9», cual Alexanco en el ‘método Cruyff’.

La explosión llegó con un balón bombeado al área que encontró el ligero toque de cabeza de Adri Cuevas, el cuero bajó al suelo controlado por Fran González, que entró decidido para conectar un disparo cruzado, seco, que sonó como un silbido y enmudeció la Nueva Condomina al tiempo que la llenaba de lágrimas murcianas.

La eliminatoria se decantó del lado del equipo que más quiso jugar. En ese asunto, ayer, tuvo mucho que ver David González. El canario dio una lección de fútbol orquestal. Con la pelota pegada al pie, su presencia en el centro sirvió para marcar las coordenadas de un encuentro estratégico, con más miedo que aceleración.

También volvió a cumplir a la perfección Chema con un par de intervenciones de enorme mérito. Sobre todo en un remate de cabeza de Javi Flores a dos metros de la línea de gol. Ahí voló el oriolano para sacar una mano espléndida. Fue una acción clave cuando se cumplía una hora del partido. El cancerbero mantenía con vida a un Hércules con orden, pero sin llegada, cada vez más desesperado por la necesidad de anotar un gol que rompiera el cerocerismo que le condenaba.

El Hércules saltó al césped con brío, dominador, con gusto para gestionar un partido que le dio dos oportunidades en el primer acto: un remate de Portillo ajustado al palo y un flojo disparo de Miñano con todo a su favor tras colarse en el área. Las buenas maneras del conjunto alicantino tropezaron con dudas en el ecuador de la primera parte. Un extraño paso atrás frente a un Murcia con pocas ideas igualó el choque y las fuerzas. Poca cosa, sólo respeto sobre el césped y falta de gol. Únicamente a David González se le vio cómodo en el centro del campo. El canario andaba suelto, dando señales de poder resolver el entuerto a poco que encontrara colaboración. De hecho tuvo una llegada tras dejar sentado a Acciari que intentó resolver desde la frontal con un chut ajustado, buscando el palo. El balón no le obedeció fielmente en esa ocasión.

El Murcia apostó por un guión cicatero, decidido a perder el tiempo hasta con los recogepelotas. A excepción de un par de llegadas que Chema resolvió de forma magistral, el conjunto murciano renegó del mando en plaza. El Hércules, mermado por la precariedad física de Chechu y Casares (es muy probable que ambos ya no puedan jugar ni un partido más esta temporada) encontró espacio entre el miedo murciano. Adri Cuevas, fresco al salir en la última media hora, abrió una vía. Pero donde realmente se la jugó el entrenador Manolo Herrero fue con la entrada de Fran González. El técnico había dejado fuera de la convocatoria a Fernando-uno de los dos únicos delanteros puros de la plantilla-. En los minutos de la desesperación, optó por colocar a Fran como central y desplazó a Atienza al ataque, vistiéndolo de «9» para etiquetar alguno de los balones que pudiera colgarse por el balcón del área. Un cara o cruz que sólo llevaba a dos caminos: bendición o condena.

Y salió cara. Fran entró como un titán en el área. Controló una pelota desviada por Cuevas tras centro de Peña y apretó el gatillo enviando una bala limpia que se coló como liebre en madriguera. (0-1, m.88).

El Hércules había tratado de plasmar ideas, pero le faltaba llegada para armonizar fútbol y resultado. Ayer, además, le costó ocupar espacios necesarios dado que Casares y Chechu, dos de las piezas que tocan el violín por los costados, salieron con el físico por debajo de lo justo. Pese a ello, el conjunto alicantino mantuvo casi siempre distanciado al Murcia, que ni siquiera pudo contar con las argucias de Acciari para perder tiempo en los minutos finales dado que el argentino fue sustituido faltando media hora.

El Hércules sigue vivo. Mañana conocerá a su próximo rival (Huesca, Oviedo o Cádiz, previsiblemente). La clasificación queda empañada en parte por las lesiones de Chechu y Casares. Pero lo que va delante, va delante.