Chechu Flores (Jaén, 1982) es uno de los tres puntales de este Hércules. Al atacante, nacido en Jaén y criado en Girona, no le quema el balón en los pies, asume sus galones y demuestra su experiencia cuando a la mayoría de sus compañeros se le nublan las ideas (algo demasiado habitual esta temporada). Tras haber ascendido a Segunda con el Girona y el Tenerife, Flores se ve en Luceros en junio y recuerda, como ya hiciera Peña semanas atrás, que el Hércules siempre ha ganado cuando ha necesitado hacerlo. Aún así, se muestra crítico con el rendimiento del equipo y las sensaciones que transmite.
La victoria ante el Cornellá fue tan sufrida como importante porque la segunda plaza queda ahora sólo a dos puntos...
Sí, era un partido importantísimo, sabíamos que haciendo las cosas bien lo ganaríamos. Pero es cierto que sufrimos muchísimo, con el 2-0 lo teníamos todo para haber disfrutado, pero no fue así. En un error de concentración nos marcaron el 2-1 y después fallamos el penalti que pudo ser el 3-1. Eso provocó que volvieran las dudas y las preocupaciones. Por suerte ganamos y aprovechamos las derrotas del Lleida y Huracán.
¿El objetivo es afrontar el último partido en Mallorca con los deberes ya hechos?
Si ganamos al Espanyol B tendremos un pie en la promoción y sólo quedará rematar en el Rico Pérez contra el Zaragoza B (virtualmente descendido). Ganar esta semana es vital.
Parecía que el Hércules llegaba en línea ascendente a este final de Liga, pero las derrotas ante el Alcoyano y el Reus volvieron a generar dudas...
Está claro, y esas dudas nos las creamos nosotros mismos. Hemos conseguido muchos puntos en los últimos siete u ocho partidos, pero el nivel de juego no es el que queríamos, deberíamos tener más ambición y control de los partidos.
¿Qué le diría a la gente que piensa que el Hércules no es un equipo fiable?
Los que quieren al Hércules deben estar con el equipo, ayudándonos y apoyándonos. Esta categoría la conozco bien y es muy complicada, y este grupo el más difícil de todos. Si todos remamos en la misma dirección seremos más fuertes.
¿Está de acuerdo con el capitán Peña en aquello de que «el equipo responde cuando tiene el culo apretado»?
Cuando ha hecho falta ganar, hemos ganado. En los partidos contra el Mestalla, Villarreal B y Lleida dimos un golpe encima de la mesa. Ahora sólo nos queda rubricarlo.
Cuando a muchos compañeros le entran las dudas, usted suele «echarse el equipo a la espalda». ¿Se siente importante y con esa obligación?
Preferiría que el colectivo estuviera mejor y no se me diera tanta importancia. Agradezco las muestras de cariño y los elogios, pero el fútbol no tiene memoria y sé que me llegarán palos cuando los resultados no sean buenos.
Este Hércules tiene poca personalidad y oficio para la experiencia que tienen muchos de los jugadores...
Está claro que si ves el currículum de todos los jugadores, el equipo tendría que ser más dominador, pausado y tranquilo en los partidos, pero no es así. Estamos condenados al sufrimiento.
Ya subió a Segunda con el Girona y el Tenerife. ¿De cuál tiene mejor recuerdo?
De los dos. El del Girona fue muy especial porque el equipo estaba hecho para la permanencia, llevábamos seis meses sin cobrar y la única vía de salida era el ascenso. Y en Tenerife la urgencia era total porque tres años antes el equipo había estado en Primera. Venían 14.000 personas al campo y al final conseguimos dejar al club en Segunda, que es la categoría minima donde tiene que estar.
¿Encuentra alguna similitud entre aquellas temporadas y la actual?
En ambas sufrimos mucho y en eso sí que veo similitud, ojalá acabemos en Luceros.
El penalti fallado por Portillo ante el Cornellá ha reabierto el debate sobre quién debe lanzarlos porque el madrileño ha errado cinco de los nueve con el Hércules. ¿Quién decide esto?
En el campo se habla. Fernando ha metido los tres que ha tirado pero no estaba en el campo. Portillo se veía con confianza, quería marcar el segundo. Yo le pregunté si lo iba a tirar y me dijo que sí. Si no lo hubiéramos lanzado David (González) o yo.
La semana pasada cumplió 33 años. ¿Ve cerca la retirada? ¿Sabe a qué se va a dedicar?
No la veo cerca, ni la contemplo. Me veo bien, me cuido mucho porque me encanta competir. Tengo claro que el día de mañana trabajaré porque cuando jugaba en Segunda con 25 años también trabajaba. Mi familia tiene una cafetería y un par de camiones también.
