Un centro chut de Pardo que se coló por la escuadra de la meta defendida por Galán dio el triunfo al Hércules ante el Sant Andreu (por entonces, San Andrés) en La Viña el primer día de noviembre de 1970. Con ese disparo, que llegó a falta de cinco minutos para el final, Pardo evitaba la destitución y, por lo tanto, prolongaba un poco más la estancia de César en el banquillo herculano.

El Hércules de destapó aquel año con el fichaje de Waldo y Wanderley, dos hermanos brasileños que llegaban a Alicante en el ocaso de sus carreras tras pisar con distinta suerte los campos de la Liga española.

Waldo había inscrito con letras de oro su paso por el Valencia, club con el que anotó 146 goles en nueve años. Delantero de rompe y rasga, el mayor de los Machado da Silva dio gloria a los aficionados de Mestalla tras destacar en la selección brasileña, donde compartió cartel con Pelé, Garrincha y Didí (de este último solía decir que aprendió la suerte de la folha seca, un disparo fuerte y seco en el que el balón toma una trayectoria ascencedente y bruscamente desciende).

Por su parte, Wanderley quedó siempre a la sombra de su hermano. Llegó a España con Waldo, pero acabó enrolado en las filas del Levante. Fino interior derecho, de caracter más introvertido que su hermano mayor, Wanderley también llegó a La Viña para colgar las botas tras pasar por el Málaga.

En el partido ante el Sant Andreu, Wanderley apenas tocó pelota y sólo Waldo, como delantero más incisivo, inquietó al meta catalán. Con todo, tuvo que ser Pardo, el pequeño extremo que corría por la banda, quien desató la euforia con un centro chut que borró las telarañas de la portería catalana. Noviembre, 1970.