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Al menos, sobrevivir

El Hércules, recompuesto de nuevo por las bajas, salva un punto ante el líder Reus merced a un penalti en la recta final

Al menos, sobrevivir JOSE NAVARRO

Le faltan teclas al Hércules y, por lo tanto, música. Las bajas de hombres clave y la falta de puesta a punto de otros que regresan dejan a Pacheta con un equipo en el alambre, muy justo para sacar partidos de cierta envergadura, como el de ayer ante el líder Reus. Los catalanes, abrochados por detrás y obsesionados con tocar la pelota más que su vecino, fueron coqueteando inocentemente con el partido hasta encontrar una grieta que dejó al rival al borde del precipicio. Demasiado botín para un equipo que no llegó claramente a las cercanías del área herculana, pero que se topó con el premio gordo en una de las pocas ocasiones que apareció por la taquilla de Chema, cuando el partido languidecía. La reacción posterior, con poca ropa y mucha prisa, equilibró la contienda merced a un penalti sobre Peña transformado por Fernando.

Con seis lesionados (ayer se sumó Casares), más el sancionado Lázaro, el Hércules va y viene con alfileres, obligado a cambiar de partitura. Con el centro del campo en manos del juvenil Pedro Inglés y de Fran, un jugador cumplidor, pero con etiqueta de suplente, el equipo de Pacheta camina desnortado. Se vio un Hércules de naderías en cuanto a juego, pero salpicado con oportunidades claras que pudieron variar el rumbo en momentos puntuales. Su jerarquía en la línea de atrás aporta tranquilidad, pero sus escasos recursos para diseñar por el centro de la parcela ancha le anulan ofensivamente. A todo eso, ve evaporar situaciones claras que siguen repitiéndose, sobre todo, en Juanma Acevedo, un futbolista que tiembla a la hora de la suerte final. Suya fue la primera acción de peligro para martirizar al Reus a las primeras de cambio y suyo fue un mano a mano con el portero, de esos que deberían acabar siempre con final feliz. Pero Acevedo no acaba de arrancar. Amaga, pero no arranca. Y es una pena.

En todo caso, el Hércules, con el motor frío, pudo llegar al descanso con dos goles a favor. Una diana de cabeza de Fernando tras preciso servicio de Rafita desde la derecha fue invalidada por el juez de línea por fuera de juego. La acción precisa análisis televisivo. Si es orsay fue por un flequillo. El delantero se elevó marcando tiempos para conectar un remate preciso por encima del portero. La belleza en la ejecución merecía premio. También la tuvo Portillo, que cabeceó más tarde otra pelota con toda la intención, pero el cuero se estrelló en la base del poste antes de salir despedido hacia fuera. Segunda ocasión clarísima.

Entre una cosa y otra, el buen gusto encuentra la batuta de Chechu Flores, un futbolista de etiqueta para una categoría de barro. Sólo cuando el balón llega al 7 del Hércules se adivina que puede suceder algo distinto. Chechu también puso su firma en otra ocasión digna de mención que acabó en un disparo cruzado que repelió el guardameta catalán.

Fran pasó de ser el guía a meter el cogote al borde del área; Inglés anduvo tocado por la indecisión y ni Peña y Rafita encontraron sendero por las alas. Ante ello, el Reus optó por tocar la pelota más que se enemigo alicantino, excesivamente agazapado detrás, aunque punzante cuando recuperaba el cuero.

El bloque visitante reculó algo más tras el descanso. Al compás de Chechu y con el esfuerzo permanente de Fernando, el Hércules elevó la atención, sobre todo en una acción que acabó con un fuerte disparo de Flores y que encontró una buena reacción del portero Edgar Badía.

Portillo caminó desubicado. No encontró sitio ni toque de bola tras su larga ausencia por lesión. Algo parecido le sucedió a Peña, alejado de su mejor versión. El golpe en la nuca llegó con un disparo de Colorado desde la frontal que se coló por la derecha de Chema (0-1, m.74). Todo un jarro de agua fría, sin ningún indicador que señalara que el Reus pudiera ser capaz de algo semejante.

Pacheta introdujo en el campo a Miñano en busca de creación y de las botas del alicantino llegó una ocasión clara para Acevedo, que se topó con el cuerpo del guardameta en el mano a mano decisivo.

La acción que equilibró la contienda apareció tras una incursión de Peña en el área catalana. El lateral su fue al suelo frente al central del Reus, que le derribó al meter la pierna a destiempo. Fernando reventó la red desde el punto de penalti, imposible para Edgar (1-1, m.85).

Con el aire de cara, el Hércules fue a por el partido en el último suspiro, pero pudo complicarse la vida tras el empate con una inocente mano de Rafita que bordeó el penalti. En todo caso, el empate no dejó mal sabor.

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