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Chema protege, Portillo ejecuta

Una espectacular intervención del portero y un golazo del delantero encauzan el triunfo del Hércules en Mallorca a la media hora de juego

Portillo remata de cabeza durante el partido de ayer. lof

Chema sacó el escudo y Portillo apretó el gatillo. Entre una acción y otra transcurrieron unos pocos segundos, los que separaron el posible 1-0 -propiciado por un remate de cabeza casi a bocajarro de un atacante local que desbarató el portero herculano con una mano prodigiosa- del 0-1 real, ejecutado con un cabezazo extraordinario del delantero de Aranjuez. Esas dos acciones encadenadas de forma consecutiva marcaron el guión de una goleada que comenzó a escribirse a la media hora, tras una primera fase de apuros, imprecisiones y extrañas sensaciones que se resolvieron cuando Portillo desenfundó el revólver. A partir de ahí, el Hércules centró sus ideas y caminó firme por el suelo balear labrando un encuentro sin brillo, pero muy efectivo, bajo un calor sofocante que superó los 30 grados.

Enérgico de principio, el Atlético Baleares salió dispuesto a discutir con el Hércules, al que tuvo contra las cuerdas durante el primer cuarto de hora. Ante el inicial frenesí insular apenas tuvo respuesta el equipo de Pacheta, al que le entró cierto temblor con una imprecisión de Lázaro, empeñado en complicarse la vida más de lo estrictamente necesario ante la presión de un jugador local.

Hasta ese momento, el Atlético Baleares quedó como dueño del campo, más enchufado que su enemigo alicantino, incapaz de cruzar el centro del campo. A todo eso, a las primeras de cambio el Hércules se vio sin Rafita, su puñal derecho, en una desgraciada jugada que fracturó su dedo pulgar al ser pisado de forma involuntaria por un rival. Para cubrir la inesperada baja a los diez minutos de juego salió Pardo, que no tardó en ponerse las pilas.

Con todo, el Hércules necesitó la clara amenaza de bofetada para despertar. La alerta llegó con Chando de protagonista. El ex del Murcia avisó desperdiciando una buena oportunidad a dos metros de Chema, pero cuando realmente olieron sangre los insulares fue con un remate de cabeza ante las narices del portero herculano, que sacó un guante a pasear con reflejos felinos para evitar lo que parecía un gol cantado. De ahí se pasó a un contragolpe alicantino culminado con un centro preciso de Casares que Portillo transformó en joya. El madrileño quedó suspendido en el aire, echó la cabeza atrás y marcó los tiempos para dibujar un remate limpio, con giro preciso de cuello para alojar el esférico muy lejos del alcance del cancerbero isleño. Un golazo. (0-1, m.27).

La diana vació al Baleares. Ahí radica la diferencia entre el vicelíder y el colista: Uno encuentra petróleo con una cuchara; el otro ni con mil golpes de maquinaria pesada.

De la imprecisión nerviosa se pasó al relax en un santiamén. La diana de Portillo ejerció su efecto balsámico, tranquilizó a propios y anestesió a extraños. El Hércules ajustó sus cinturones. La defensa sonrió aliviada y el centro del campo comenzó a bailar con música apropiada. La danza encontró maestro en Adri Cuevas, que trazó una asistencia de lujo para que Portillo anotara el segundo. Fue un pase interior con cierta altura, la justa y necesaria para superar por arriba al defensor que marcaba al delantero. El cuero aterrizó cómodo en el muslo del 9 herculano, que acto seguido lo acomodó a su zurda, fijó la mirilla y lo envió junto al poste. Segundo golazo. (0-2, m.37).

Con la calma que propició el nuevo tanto, el Hércules se aplicó con otra lección tras el descanso. Apretó las marcas y evitó complicaciones para hacer buena la renta en un segundo acto que controló casi siempre. Únicamente un arreón a la desesperada y durante poco más de cinco minutos del Baleares inquietó a la zaga local, bien dispuesta en todo momento para evitar un cambio de guión. Al auxilio de los isleños sólo acudió Nacho, pero nada ni nadie podía cambiar el curso del encuentro. Pacheta movió el banco y sacó a Fernando. El andaluz bregó para obtener premio. Se le anuló un gol por un fuera de juego discutible; peleó para robar una pelota y servir una bandeja que Granell no acertó a aprovechar; y finalmente firmó la deseada diana tras una precisa asistencia de Chechu Flores. (0-3, m.87). El Hércules va puliendo un buen molde. Sin florituras, con efectividad y claridad de ideas sigue avanzando a buen ritmo.

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