El cincuenta aniversario de su debut como profesional sirvió como excusa perfecta para rendir homenaje a Antón Arieta, aquel extremo que llegó al Hércules procedente del Athletic Club, donde adquirió el cartel de futbolista internacional. Ese medio siglo, que estrenó hoja del calendario allá por 1964 con motivo de un partido ante el Elche en San Mamés (2-1), escuchó el cumpleaños feliz sobre el césped de Tabira, el estadio de su pueblo natal, Durango, escenario elegido para acoger un partido entre los veteranos del club local y del Athletic.
Las gradas registraron una excelente entrada, con caras conocidas, como el lehendakari Iñigo Urkullu, Javier Clemente e Iribar.
Arieta llegó al Hércules en la temporada 74-75, meses después del ascenso a Primera División. En Alicante, el «León de Durango» contribuyó con su juego, goles y centros medidos a la cabeza de Barrios a que el Hércules cosechara las dos mejores temporadas de su historia en la máxima categoría (quinto en la 74-75 y sexto en la 75-76). Personaje peculiar y líder indiscutible en el vestuario del Rico Pérez, Arieta fue protagonista destacado en la plantilla herculana que, a las órdenes de Arsenio, contó con futbolitas de la talla de Saccardi, Santoro, Giuliano, Quique, Betzuen, Barrios, Carcelén, entre otros.
En el lado anecdótico cuentan que durante su estancia en Alicante memorizó para siempre los nombres que en esta tierra reciben los números del sorteo de ciegos.
