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José Rojo Martín «Pacheta»

Un técnico bajo el influjo de Bielsa

Un técnico bajo el influjo de Bielsa

«Cuando me preguntan si soy de Mourinho o de Guardiola, respondo que soy de Bielsa». José Rojo Martín, burgalés de 46 años, conocido en el mundo del fútbol con el apodo de «Pacheta», se expresaba con esas palabras en diciembre de 2011, horas antes de que su equipo, el Real Oviedo, se viera las caras en una eliminatoria copera ante el Athletic, que por aquel entonces dirigía el argentino. La respuesta no pretendía quedar bien ante la inminente visita a San Mamés: Pacheta aireaba su opinión más sincera, la que cimentó unos años antes en Barcelona como jugador del Espanyol, donde un par de meses de convivencia fueron suficientes para que Bielsa pasara a ser su entrenador de cabecera.

En el marco de aquella eliminatoria, el técnico rosarino tampoco perdió la ocasión para definir a su exalumno: «Recuerdo a Pacheta como un jugador sacrificado, reflexivo con los vaivenes del juego. El carácter de insistir que describe a los sacrificados se mimetiza con la condición de entrenador (...). Pacheta fue un jugador muy voluntarioso, muy reflexivo, analítico y autocrítico. Ahí hay muchos elementos a partir de los cuales germina un entrenador».

Ese entrenador que mencionaba Bielsa, reflexivo y analítico, es el que ha elegido Dani Barroso para iniciar la travesía del desierto que aguarda al Hércules, obligado a regresar de nuevo al oasis para no firmar su defunción sobre la arena. La apuesta del director deportivo rompe la tendencia de echar mano de caras conocidas. Cuando todas las miradas apuntaban a Asier Garitano, ex del Alicante CF, exitoso técnico que araña el ascenso con el Leganés y buen conocedor del entorno herculano, Barroso giró la vista hacia Polonia, donde un joven técnico castellano encaminó sus pasos meses atrás para sacar del hoyo al Korona Kielce, club polaco que cogió colista y salvó del descenso tras una batalla en solitario, sin conocer el idioma, sin más armas que la fe ciega en sus posibilidades.

Antes de llegar ahí, Pacheta se inició como director deportivo donde colgó las botas: en el Numancia. Su traslado a los banquillos también se produjo en Los Pajaritos como recambio de Sergio Kresic en plena caída de Primera.

Tras esa corta etapa en la elite, el burgalés descendió a la tierra de la Segunda División B de la mano del Real Oviedo, otro histórico empantanado en el fango de esta categoría. Al Tartiere arribó con el club asturiano descompuesto, mirando a los ojos a la Tercera, bordeando otro humillante descenso. Con Pacheta el Oviedo reaccionó, abandonó el precipicio y sacó la cabeza hasta asegurar el octavo lugar, que permitió la participación del club asturiano en la Copa del Rey.

Le fue peor al ejercicio siguiente (2011-12). El Oviedo le renovó como premio a su trabajo previo, pero prescindió de él al no alcanzar el objetivo de la promoción de ascenso.

La nota más curiosa de su carrera deportiva llegó un año más tarde (2013). A finales de 2012 recibió la llamada del entonces presidente del Cartagena, Paco Gómez «El Paloma», un dirigente sobradamente conocido por sus decisiones extravagantes, algunas de ellas motivadas por los consejos de pitonisas o supuestos videntes. Tras mantener al conjunto departamental en los lugares de promoción y clasificarlo como segundo en la Liga regular del grupo IV de Segunda B, «El Paloma» decidió destituirle ante la sorpresa general. Pacheta fue sustituido por José Miguel Campos, pero su despido no sirvió para que el Cartagena ascendiera dado que quedó en la cuneta a las primeras de cambio.

Tras su etapa en el Cartagonova, Pacheta decidió arriesgar en Polonia con el Korona de Kielce, una ciudad al sureste del país con 200.000 habitantes. Entró con buen pie dado que su trayectoria en el banquillo del Arena Kielc fue ascendente. De hecho, la directiva polaca le ofreció la continuidad que, en principio, iba a aceptar, pero que declinó al recibir la llamada de Dani Barroso ofreciendo la posibilidad de sentarse en el primer banco del Rico Pérez.

Conocedor del mercado, pero respetuoso con las funciones de cada cual (ha sido cocinero antes que fraile), Pacheta trabajará codo con codo con el director deportivo del Hércules, que ayer prefirió no desvelar el nombre del entrenador elegido en la rueda de prensa que sirvió de presentación. Vano intento. Una de las pocas pistas ofrecidas en esa comparecencia dio para tirar del hilo. En todo caso, era cuestión de horas. Pacheta ya viaja hacia Alicante.

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