Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Manolo Alfaro abandona Bolivia entre amenazas de muerte

El exherculano intuye una estrategia intencionada con el fin de presionarle para que dimitiera como entrenador del Wilstermann

Manolo Alfaro abandona Bolivia entre amenazas de muerte

«El domingo será tu último partido porque te mandaré en cajón a tu país». La amenaza vía 'sms' quedó grabada, entre otras similares, en el teléfono móvil de Manolo Alfaro, exjugador del Hércules y, desde hace unos días, ya exentrenador del Wilstermann, club boliviano al que llegó el pasado mes de enero. Resultados adversos y una relación tirante con uno de los jugadores estrella del equipo, afín a la directiva, precipitaron su marcha y el adiós a un proyecto que contemplaba una unión contractual de año y medio.

«Los directivos comenzaron a poner pegas por las alineaciones, a dejar caer que no podían debutar chicos tan jóvenes procedentes de la cantera, al sistema de juego... un montón de cosas», explicó ayer Alfaro que, al mismo tiempo, reconoció la existencia de un problema en el vestuario con Gerardo Berodia, futbolista madrileño que el pasado año jugó en el Lugo y «mano derecha» del presidente del club. «Llegué a Bolivia recomendado por Berodia, pero nada más instalarme percibí que quería mandar por encima del entrenador. Es la mano derecha del presidente, hace fichajes... Los resultados tampoco acompañaron y todo eso se juntó para originar mi salida», agregó Alfaro, sorprendido, por encima de todo, con lo sucedido durante las últimas semanas. «Comencé a recibir mensajes anónimos en el móvil, llamadas amenazantes... tengo la impresión de que eso iba dirigido por alguien cercano al club para presionar. Al parecer, los dos técnicos que me precedieron en el banquillo del Wilstermann abandonaron al vivir una situación parecida. Se usa como táctica: Te vas, perdonas el dinero del contrato y no ha pasado nada. Intuyo un poco de mafia», precisó el madrileño.

Según Alfaro, llamadas anónimas con la expresión «te vamos a matar» y mensajes parecidos se fueron sucediendo a lo largo del pasado mes para acelerar su salida. «Me reuní con los directivos y les hice saber que nunca iba a abandonar. Soy un profesional y como entrenador afronto la situación, se gane o se pierda. Así que la decisión sobre mi futuro en el Wilstermann dependía de ellos».

«El ambiente era insoportable. Me quisieron imponer la alineación de un jugador y lo dejé en el banquillo. Tras el partido, en el mismo vestuario, ese futbolista envió un whatsapp al presidente y al día siguiente me destituyeron», explicó Alfaro.

«Fue imposible llevar a cabo el proyecto», agregó, «cambiaron los planes de actuación que estaban previstos. No peligraba el descenso, por cuestión de promedios, y estaban de acuerdo en el plan para implantar una nueva metodología de trabajo. De hecho me ofrecieron ampliar el contrato a la quinta semana de llegar. Pero allí están acostumbrados a otra cosa. La costumbre es que el entrenador, cada vez que pierde un partido, tiene que arremteter contra el árbitro o los jugadores. Además, se pueden meter en tu vida privada o en todo. Si no se gana un partido, a los futbolistas se les mata. Comienzan a decir que no se cuidan etcétera».

Alfaro, que acordó rescindir su contrato tras percibir el 25 por ciento de lo pactado, se encuentra ya en Madrid tras su periplo boliviano. «También me consta, porque así me lo han dicho, que no todo el fútbol de Bolivia es así. Llegué a un sitio complicado», dice.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats