La puerta no se abre para dar entrada a nuevos jugadores en tanto Abel Aguilar siga dentro del Hércules. La sentencia que partió de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) mantiene su vigencia a un mes vista del inicio de la competición. De la mano de Quique Pina se han incorporando hasta el momento Héctor Font, Héctor Yuste, David Ferreiro, Gai Assulin, Matías Campos Toro, Gorka Azkorra y Dioni Villalba además de Borja Gómez y Juanma Ortiz, que llegan hoy pero ninguno de ellos ha podido inscribir oficialmente su ficha dado que los números que presenta el estado de cuentas del Hércules no pasaría, hoy por hoy, el filtro de la comisión de seguimiento impuesta por la LFP tras el proceso concursal.

La ficha anual de Abel Aguilar, que asciende a 700.000 euros, ejerce de tapón e impide que la planificación siga su curso normal. De momento, la negativa del jugador a pronunciarse sobre la oferta para abandonar el Hércules e ingresar en el Granada paraliza los trámites de despacho. Y eso que el club andaluz, a través de Pina, ha puesto sobre la mesa un contrato de cuatro años de duración que le reportaría cerca de tres millones y medio de euros (700.000 el primer año; 800.000, el segundo; 900.000 el tercero y un millón para el cuarto). Del mismo modo, si aceptara esa oferta, Abel cuenta con la palabra de Pina para ser traspasado a otro club si llega una oferta interesante.

Todo ello, sin embargo, no ha servido por el momento para desbloquear la situación. El representante del colombiano, Pedro Bravo, declaró días atrás que Abel Aguilar únicamente tiene dos clubes para jugar la próxima temporada: «El Hércules o donde él quiera». Todo apunta a que se busca un beneficio económico más sustancioso para concretar el próximo cobijo de un futbolista de nivel que, sin embargo, se ha movido por España casi siempre a base de cesiones que no han arrojado ganancias jugosas (Xerez, Zaragoza y Deportivo de la Coruña).

Con un año más de contrato en el Hércules, Abel también se encuentra en la tesitura de seguir las instrucciones de Bravo y aguantar en busca de obtener una rentabilidad económica mayor o agilizar una situación que a nivel deportivo no le interesa. El centrocampista, uno de los fijos en el esquema de la selección colombiana que dirige Néstor Pekerman, tiene ante sí un temporada pre-Mundial. Enrocarse y tensar la cuerda provocando un pulso podría provocar que saliera mal parado. En el Hércules se mantiene que el trato dispensado por el momento con Abel es «exquisito». En ese sentido, Quique Hernández, que confía en resolver pronto la situación de forma cordial, recordó ayer que Quique Pina «siempre ha ido de frente» y «con buena voluntad» con el jugador.

Sin embargo, no hace falta ser malpensado para vaticinar que el club pondría en marcha un plan B si se ve estrangulado y sin opción para superar un obstáculo que le impide continuar por su camino. En ese sentido, si el pulso se endurece y las relaciones se oscurecen cabe especular con la aplicación de alguna medida administrativa para rebajar los emolumentos del futbolista. Y ahí podría entrar directamente Enrique Ortiz, con mentón y acreditado aguante para mantenerse en pie en este tipo de posturas de fuerza.

En cualquier caso, el club mantiene que espera llegar a un acuerdo amistoso para concretar una solución que beneficie a ambas partes. Carlos Parodi, director general del Hércules, precisó ayer al respecto que confía en que la situación con Abel Aguilar quede desbloqueada en cuestión de días. «Nos transmite buenas sensaciones», puntualizó.

El consejero alicantino subrayó que se hace imprescindible la ayuda de la afición para mejorar la campaña de abonos. «Hasta el momento se ha recaudado poco más de 700.000 euros por ese concepto. Necesitamos llegar al millón para cumplir con las previsiones y alcanzar los 2,5 millones de presupuesto, acompañando la taquilla con ingresos de publicidad», aclaró.