La estampa se adivina a un mes vista: Camarógrafos y redactores gráficos, amén de multitud de miradas curiosas, quedarán enfocadas hacia el palco del Rico Pérez a mediados del próximo mes (17 o 18 de agosto), en los minutos previos al primer partido de Liga en Alicante. El calendario, caprichoso como nunca, se empecinó ayer en servir morbo al emparejar en el estreno liguero a Hércules y Real Zaragoza, dos clubes identificados últimamente por la figura de Jesús García Pitarch. El valenciano, último presidente del club alicantino y actual director general de la entidad zaragocista, se sentará si decide hacer acto de presencia en el Rico Pérez junto a Valentín Botella, otrora su amigo y valedor, que supuestamente en esa fecha ya le habrá sucedido en la presidencia.

Para esa fecha, asimismo, se espera que Pitarch ya esté oficialmente desvinculado del club alicantino dado que, a día de hoy, a su nuevo cargo de director general del Zaragoza el valenciano todavía suma el de consejero del Hércules.

En este punto hay que aclarar que a pesar de haber enviado por correo electrónico su dimisión, trámite que realizó hace unos días, Pitarch mantendrá su condición de miembro del consejo (únicamente fue destituido como presidente) mientras este órgano no se convoque de nuevo para aceptar la renuncia y se nombre otro consejero para sustituirle dado que el consejo no puede quedar por debajo del mínimo estatutario.

Fuentes jurídicas consultadas explicaron, por otro lado, que sería conveniente que el escrito de renuncia llegara con firma de Pitarch debidamente legitimada.

En cualquier caso, este último asunto se antoja menor comparado con el clima de tensión y tirantez que se intuye registrará el palco del estadio alicantino cuando el nuevo directivo del club maño coincida con varios consejeros herculanos, a los que descalificó con graves adjetivos por escrito.

Como se recordará, la salida de Pitarch del Hércules llegó acompañada de pólvora en forma de declaraciones y correos que dan fe que las partes no quedaron como «amigas», pese a que en la web oficial herculana se publicara un comunicado agradeciendo al valenciano los servicios prestados.

El último conflicto entre el Hércules y Pitarch, a raíz de la incomparecencia del entonces presidente para formalizar un consejo que debía reformular las cuentas que reclamaba la LFP antes del 30 de junio bajo amenaza de descenso administrativo, derivó en unas declaraciones de Valentín Botella acusando públicamente al valenciano de «haber intentado hacer daño». Tras ello, llegó la respuesta del valenciano a través de un correo dirigido a Enrique Ortiz, Valentín Botella, Carlos Parodi y a los abogados Mariano Castro y Miguel Carratalá, calificando a todos ellos de «mentirosos, sinvergüenzas, golfos y desagradecidos».

Pitarch se despachaba así en el intento de justificar que no había puesto en peligro la permanencia del Hércules por no presentarse antes del día 30 para atender la exigencia de la Liga, y para ello adjuntaba como prueba una conversación con el director general de la LFP, Javier Gómez, en la que este último admitía que había pedido al CSD una moratoria a petición del propio Pitarch, sin que el Consejo «pusiera objeción a la demanda».

Sin embargo, ni la Liga ni el CSD confirmaron por escrito al Hércules la concesión de la prórroga para presentar las cuentas, sino todo lo contrario: el viernes 28, a las 11 de la mañana, David Baixauli, responsable del departamento de Control Económico de la LFP y hombre de confianza de Gómez, dejaba en evidencia las explicaciones, descalificaciones y acusaciones de Pitarch al emplazar al Hércules a cumplir con el plazo previsto de presentación de cuentas, que expiraba 48 horas después. A esas alturas, el Hércules tras ser asesorado de que en asuntos de tal gravedad no vale palabra ni de Agamenón ni de su porquero, únicamente constancia escrita ya había organizado el dispositivo para proceder a la convocatoria de un consejo que aprobaba la destitución en el primer punto del orden del día del presidente y acto seguido se ceñía al guión exigido por la Liga.

No hay constancia de que, a estas alturas, Pitarch haya solicitado disculpas por los insultos proferidos por escrito a los directivos herculanos, a pesar de saber que la LFP lo había dejado en evidencia al no alargar el plazo.